Tras un comienzo prometedor, por la fotografía, la imagen de los niños, el ambiente, todo se pierde luego de los títulos, y entramos en una historia, si es que así se le puede llamar, soporífera, donde tenemos a 2 personajes bastante insulsos y relativamente desagradables, que deciden pasar un fin de semana en la cabaña perteneciente a los padres de Rubén, son amantes, Laura está casada y tiene hijos, pero quiere dejar todo para empezar una nueva vida con Rubén, este le da largas, luego empiezan a oír y ver cosas perturbadoras.
La película destaca casi a cada momento por su precariedad y falta de presupuesto, toda la atmósfera del principio, se pierde, y no sabemos qué nos quieren contar, se supone que muchos años atrás hubo una masacre, y que vaya uno a saber por qué, Rubén, debe sacrificarse si quiere salvar a Laura, el resto nada, hasta la mitad es más un melodrama sobre una mujer frustrada con su vida que quiere empezar una nueva con su amante, luego toda la parte de supuesto terror, es pésima, ya que es solo ambientación, no hay nada más, efectos de los más primitivos, niebla falsa, y los ¿espíritus? con esas sabanas sucias, dan más gracia que miedo.
En fin parece más un corto experimental, que una película de género, que es lo que han pretendido sin conseguirlo.