Melodrama folletinesco sobre un escultor mediocre egoísta que piensa más en sí mismo que en su familia que le costeó sus estudios pasando una miseria espantosa y por la cuál no es capaz de resignar nada, cuando finalmente lo hace es para casarse con una mujer rica que prácticamente lo compra.
Lo peor de Camino al infierno, es que quieren hacer al personaje de Alberto una victima de Laura, cuando para mí él es tan victimario como ella, empezando porque es un hombre incapaz de conmoverse por las desgracias de su familia quienes le tuvieron que rogar varias veces para que los ayudara, luego por ser tan pusilánime de elegir como solución el camino más fácil, casarse con un mujer rica para después engañarla.
La película está ideada como si Laura fuera una perversa insoportable, cuando a mí la pobre me daba pena, era una mujer insegura, llena de melancolía porque había dejado al hombre que amaba para casarse con un viejo rico y así dejar la miseria, cree de cierto modo que Alberto para ella será lo mismo que ella fue para su marido, un alivio y en realidad resulta todo lo contrario, su condena.
Lo mejor es que con una historia que cae en todos los lugares comunes del folletín más convencional, Saslavsky y Tinayre logran hacer una obra depurada, irónica, estéticamente inmejorable, en fin darle altura.