Más que un western, que también, puesto que su último tercio está inscrito en este noble género, se trata de un melodrama, sobre todo en su primera mitad, que nos retrotrae a causa de ciertos comunes elementos, a la inolvidable "Lo que el viento se llevó". No me refiero en cuanto a calidad cinematográfica sino en cuanto a espíritu se refiere.
Es una buena adaptación por parte de Alan Le May y Lionel Wiggam de la novela de James H. Street, que logra entretener e interesar desde su un tanto folletinesco comienzo hasta su último tercio, donde las batallas en los pantanos tiene lugar con su fuerza, devastación y muerte.
Muy bien dirigida por el ilustre artesano George Marshall, que siempre sabía qué hacer con el material que le daban para plasmar en pantalla, gracias a sus estupendos intérpretes (por ejemplo el inolvidable Boris karloff haciendo de "indio..."), con una pareja protagonista excelente: Van Heflin, en un papel recio, duro, y la aquí joven y bellísima Susan Hayward, como una mujer enamorada, leal, fuerte y determinante, que ve cómo poco a poco su mundo de viene abajo.
Estupenda banda sonora del maestro Frank Skinner y magníficas escenas de acción con esas luchas a tiros y cuerpo a cuerpo en los pantanos.
Además he tenido el gusto de ver en su presentación en el cine al actor irlandés Whitfield Connor, a quien no tenía el gusto de "conocer". No sobresalió en el cine pero me ha gustado, quizás más que por su actuación por su buen personaje, un hombre que antepone su deber a sus sentimientos como hombre.
Muy bonitos paisajes, como el Parque Nacional Great Smoky Mountains de Tennesse y/o las Grandes Montañas Humeantes de Carolina del Norte.
En resumen, una agradable sorpresa, dado que desconocía por completo este buen filme, que yo recomiendo, por supuesto.

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