Encantadora película la que nos regala el director francés Stéphane Meunier, del que no sabía nada, rodada en el pequeño pero hermoso pueblecito de Aulon, en la región francesa de Los Altos Pirineos, pura naturaleza en medio de la nada con unos paisajes de ensueño.

Parece ser que todo el pueblo se implicó de lleno en el rodaje de la película, cosa que el director agradece en los títulos finales de la misma, y que fue una experiencia maravillosa para todo su equipo técnico y actores.

La película es muy sencilla, remake de una película franco-canadiense rodada en Quebec la cual aún no he visto. Es encantadora, como digo al comienzo de mi comentario, con un buen feeling impresionante y nos relata el día a día de estas pequeñas poblaciones perdidas y abandonadas por los gobiernos, que se van muriendo poco a poco por falta de empleo y de gente joven que quiera quedarse a sacarla adelante. Me encanta el sentido de unión, de apoyo y de solidaridad que es marca de la casa de todos estos tipos de localidades, algo totalmente imposible de hallar en una mediana o gran ciudad. Compañerismo, el luchar todos a una como en Fuenteovejuna, eso me encanta y, precisamente, es lo que mejor nos relata aquí el director.

Los actores son muy buenos, empezando por el francés de origen argelino, Didier Bourdon, perfecto como ese alcalde desesperado por encontrar un médico que le permita abrir una fábrica en su pueblo, siguiendo por el rubio Lorànt Deutsch, estupendo, por los veteranos Lionnel Astier y Denis Podalydès, y la maravillosa Carmen Maura o la guapa Gwendolyn Gourvenec.
Muy recomendable, te dejará con una sonrisa en la boca.
Un saludo,
Tess