Llama la atención el buen reparto de esta película que por desgracia no puede lucirse. La película es anodina como tantas en la que se antepone mostrar escenas de destape o de sexo a un buen guion o argumento, y más cuando, como es el caso, estas escenas no son más que débiles destapes y ridículos escarceos en la cama. El argumento tampoco se impone, se presenta sobre un policía, unas putas de lujo y un asunto de robo con alguna escena de acción que no es suficiente para crear más interés, y menos cuando va, como decimos, a rebufo del ir y venir de esas mujeres en los dormitorios.

Aquellos inicios de destape hoy son ridículos en grado sumo y esto nos lleva a la consideración que las películas actuales que tengan escenas de desnudos o de sexo más o menos explícito, el día de mañana, pasados 30 ó 40 años no más, resultarán también ridículas, evidentes e innecesarias, como ahora nos resultan las de los años 70. Lo cual determina que el buen cine y el que mejor queda es aquel que el sexo lo da a entender sutilmente o de cualquier forma pero sin mostrar. Siempre es mejor insinuar que mostrar y el cine clásico en eso tiene ganada la partida. Porque ver aquí a las parejas los arrumacos tontos y los gemidos que se hacen en la cama dan grima y tristeza más que nada e invalidan el trabajo del equipo.