Hay que situarse en la perspectiva adecuada para asistir a un espectáculo de Danny Kaye, una grandísima persona reconocido por todo el mundo, embajador de buena voluntad de la UNICEF, como lo fueron en la misma medida Roger Moore o Peter Ustinov. De acuerdo que su humor se basaba en sus exagerados gestos, sus tics y sus gesticulaciones a la hora de actuar y cantar, pero no olvidemos que luego han seguido estos mismos métodos de hacer reír consagrados actores-humoristas como Louis de Funes, el mismísimo Jim Carrey e incluso Eddy Murphy y nadie dice nada de ello; además, Danny Kaye, o Louis de Funes presentaban un humor blanco para todos los públicos, el primero incluso más hacia el público infantil, mientras que ahora ese humor ya va siempre seguido de ordinarieces y gestos soeces, o sea, mal gusto, que para los tiempos que corren, parece que eso hace más gracia.

Este hombre fenómeno tiene similitud con La vida secreta de Walter Mitty, vuelve a compartir cartel con Virginia Mayo y otros secundarios e igualmente se trata de una comedia romántica en la que un hombre tímido e inocentón en gran medida, ya comprometido, le llega al corazón a una mujer pizpireta y hermosa como Virginia Mayo que se cruza en su vida por culpa de un asunto peligroso. Es tema clásico y trillado pero con actores como estos siempre es un placer verlos.