Empieza con aires melancólicos. Calles desiertas como de otros mundos con bloques de edificios tristones y espacios para aparcar por todos los sitios; hay un coche al lado de la entrada de un laboratorio. Tiempos de espías y experimentos bacteriológicos. Hay miedo a que el enemigo, esa nación impía que maquina contra la libertad igualando por el rasero trabajo e inteligencia, se entere de los experimentos de uno, así que la burocracia de Defensa se pone en funcionamiento.
-Ha realizado una labor extraordinaria, pero no debe publicarla ni decir nada.
Aquí no hay héroe apuesto conduciendo la acción con sonrisa seductora, son grises científicos con trabajos rutinarios e inacabables. Uno de ellos es una joven que cuida del hombre sin brazos.
Ella es un ángel pero él, lógicamente, está amargado. En la vida real, Virginia Maskell acabó con su vida entre grandes depresiones. Triste.
El perfil de los personajes es variado y ameniza la falta de acción. Lo bueno es que los diálogos son excelentes lo que favorece poder seguir la trama sin problemas, pero sobre todo, son justificaciones muy razonadas para convencer que, en este caso, hay que sacrificar el éxito en el trabajo para prevenir consecuencias inesperadas ... y malévolas.
Luego que cada uno piense lo que quiera.
No deslumbra pero resulta interesante.