Hay una ciudad a 1.700 metros de altitud sobre el nivel del mar, arriba en las montañas de Colorado, que en el año de la producción de esta película parecía un pueblo modesto y muy tranquilo, que debía vivir de la mina y poco más, se llama Canon City.

Si añadimos que dentro está una de las penitenciarías del Estado que es en sí una ciudad dentro de la otra, en la que hubo una gran fuga muy sonada en su día, el tema puede interesar a quienes les guste este tipo de películas. Incluso si fuera un documental también habría quedado bien pero como film no tiene desperdicio. Ya nos dicen del realismo con que fue filmada e incluso el alcaide sale de protagonista haciendo su papel, no le debió importar decir que estaba jugando al dominó en el bar de la plaza cuando sus presos se escapaban pero es que así es la vida: Los que están dentro quieren salir y los que están fuera, no quieren entrar. El realismo está servido con un plantel de presos a la fuga inmejorable, quedando los vigilantes más difuminados para no quitarles ni un ápice del protagonismo que se ganaron. Igual de realismo habido en unos episodios con la vecindad plenamente convincentes y una nevada de lo más aterradora y criminal. No podían haber elegido mejor momento.