No sé si Damon Wayans es actor o aprendiz de actor, pero qué soso que está aquí. Cuando uno le ve enseguida le viene a la cabeza aquella magnífica El último Boy Scout de unos años antes, entonces pareja con Bruce Willis nada menos, en un grandísimo peliculón y en el que ambos están muy bien. Bueno, aquí hace pareja con Adam Sandler y, evidentemente, éste no puede ser un peliculón. Adam Sandler tiene la facultad que cualquier película que haga terminará pareciendo de cachondeo. Puede ser una facultad o una desventaja.

James Caan sigue haciendo de malo y muy bien, algunos de esos papeles, como en el de aquí, van en plan humorístico. Ha repetido mucho este papel en los últimos años. La edad es lo que tiene, que uno empieza a tomarse la vida con menos seriedad. James Farentino es una vieja gloria olvidada, parece que le han repescado pero me da que volverá al pozo. Y luego está Kristen Wilson que es una belleza sin par, con unos ojos preciosos. Es lo más bonito de la película y su presencia se agradece.

La película es grotesca, zafia y... divertida. Punto. Es lo que uno se espera y en ese aspecto, cumple. También hay que tener en cuenta que se curra algunos tramos, salen los dos protagonistas en apuros en un avión y todo. Creo que es importante que este tipo de películas se ande exclusivamente con lo suyo, que no te despiste. Cuando uno está así, confundido con el panorama actual, con las nuevas tendencias Queer, con la comida vegana, con la morcilla de bizcocho y tantas cosas con las que te están pinchando de continuo, horadándote poco a poco, minándote el cerebro con insistencia para que entres en el nuevo orden mundial, y uno no lo aguanta porque no le da la gana, entonces necesita volver a sus orígenes, respirar aire puro durante un rato, y Adam Sandler será muy amigo de Damon Wayans en la película, pero mío también lo es, en la pantalla, y ayuda. Películas a prueba de balas son necesarias.

Ahora, sin descubrir el argumento, un ejemplo del exquisito guion para que nadie se lleve a engaños: