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España España · Pasajero 58
Voto de floïd blue:
8
Drama. Terror Un prestigioso científico vive obsesionado con la idea de encontrar una fórmula que le permita aislar los impulsos malignos del ser humano. Cuando lo consigue, decide experimentar consigo mismo y se bebe la poción que ha inventado. A partir de ese momento, se convierte en un monstruo de maldad que deambula por las calles durante la noche cometiendo todo tipo de fechorías. Adaptación de la obra homónima de Robert Louis Stevenson. (FILMAFFINITY) [+]
4 de julio de 2010
24 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película no es en absoluto fiel al relato de Stevenson, pero la idea esencial, que es lo que importa, está descrita con acierto.

El aspecto gótico de la película es especial, el primer detalle a destacar y para mi, muy meritorio. El laboratorio en el sótano nos introduce en el tétrico asunto que empieza, como pasos previos a la expectación, con la relación romántica del doctor Jekyll y su prometida.
A continuación aparece una camarera (Ingrid Bergman) que hará actuar la conciencia del doctor. Él la acompañará a su apartamento. Parte de la escena de la camarera con el doctor en su apartamento fue censurada en su momento. La verdad es que es muy fuerte ... (Es una broma, pero conlleva unas insinuaciones por parte de ella en la cama, que por entonces a alguno le puso los pelos de punta).

Con todo esto y por el avance de sus experimentos, el doctor decide probar sus brebajes consigo mismo y ahí empieza la lucha del bien y del mal. La atracción del mal.

Pero no sólo es el ambiente gótico, sino el tema policial que aparece con la figura de Hyde por medio lo que atrae de la película, claro está.
La interpretación de Tracy está encajada en los decorados con acierto pleno, para ello es fundamental la niebla que da el aire melancólico a la acción y sobre todo la chistera y el efecto de la capa en las huidas de Mr. Hyde, como si fuera dejando una estela de maldad.

La reincidencia en probar su pócima enseña la adicción del mal y la fascinación que ejerce en una conciencia aunque sea de lo más limpia y noble.
A continuación, cuando se divierte Mr. Hyde en el salón de espectáculos, la película parece más cómica que otra cosa pero pronto la actuación de Tracy nos mete de lleno en la crueldad con su actuación torturando a la cantante.

La obsesión sexual se desata en la metamorfosis con esas imágenes, totalmente rotundas, de los caballos desbocados, las dos mujeres al galope y él encima: impresionante.
La crueldad de Mr. Hyde sigue presente con detalles de calidad que podemos apreciar cuando está en su apartamento con la camarera, una crueldad de primera. El apartamento es una jaula de oro para la pobre mujer. Cuando él escupe una y otra vez o cuando ella, angustiada ya del todo, le sirve té y él lo rechaza tirando el contenido del vaso hacia un lado, como quien no quiere la cosa.

La lucha del bien y del mal; la dualidad que llevamos dentro. La crueldad. Una estupenda película que hay que ver y una novela más que recomendable.
Yo creo que hoy día somos más Mr. Hyde y que la buena conciencia la escondemos muy en nuestro interior. O sea, que somos al contrario del Dr. Jekyll.
Y bueno, muchos ni tenemos conciencia.
floïd blue
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