La película trata el tema de los inmigrantes europeos hacia EEUU después de la guerra. En la primera escena, un hombre huye y muere atropellado.
Las siguientes investigaciones policiales llevan a una red clandestina de inmigrantes que opera desde La Habana. Hasta allí irá un agente encubierto.
Puede llamar la atención que vemos que el policía es puntualmente atendido por las autoridades cubanas, pero hay que tener en cuenta que estamos en la época de Batista.
Hasta ahí estamos viendo una trama de cine negro bien urdida e interesante. El caso es que una buena película de dicho género tiene que aportar una historia romántica y ésta surge cuando el policía conoce a una mujer que está intentando entrar en EEUU y no tiene pasaporte, como indica el título de la película.

El encuentro entre el policía y la refugiada se puede considerar que está a la altura de las circunstancias y hasta ahí. Digamos que dicho encuentro es necesario para presentar el entramado mafioso y cumple esa función pero el aire caribeño invita a citas peligrosas con mucha más pasión, o por lo menos es lo que alguno echaría en falta. El ambiente mafioso está conseguido suficientemente, con reflejos a buenas películas del mismo género y en esos escenarios entre callejuelas y salas de baile (La dama de Shanghai), pero con muchísimo más glamour.
La señora Lamarr iba en el paquete del proyecto, no queda mal, y el señor Hodiak pone su granito de arena, pero es George MacReady y sus inquietantes pintas, el señor Palinov, quien realmente crea la atmósfera intrigante.