Haz click aquí para copiar la URL
Voto de Antonio Morales:
7
Drama Frankie Machine, un hombre con talento musical, sale de la cárcel y, además, consigue dejar la heroína. Su principal problema será encontrar un medio de vida honrado y evitar las drogas y el juego. (FILMAFFINITY)
16 de abril de 2015
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
“The Man with the Golden Arm” es una de las principales aportaciones del gran cineasta Otto Preminger al drama psicológico, en esta ocasión teñido de cine negro, cuyo argumento, ilustrado con una antológica banda sonora jazzística a cargo del gran Elmer Bernstein, nos depara casi dos horas de tensa aspereza e impregnada de una angustia asfixiante. Sistemáticamente partidario de apurar los límites de la censura hasta lo posible, el cineasta con producción propia, se atrevió a plantear una reflexión social del hombre frente a la droga, tema muy polémico y escandaloso para la época.

Frankie Machine (Frank Sinatra en el mejor papel de su carrera) regresa tras haber pasado una temporada en una clínica de rehabilitación para drogadictos, y lo hace con la convicción de haber roto con su pasado. Él ha cambiado pero los demás no: el paisaje humano es el mismo que dejó, las sonrisas de sus conocidos no son sinceras, salvo la de Sparrow (Arnold Stang), un infeliz al que todos desprecian y a quien él, sin embargo, trata con cordialidad. De acuerdo con el turbulento y magistral universo literario de Nelson Algren en la adaptación, con un gran sentido en la descripción de ambientes sórdidos y lacerantes, se encuentra el mayor atractivo de la cinta.

Abyectos traficantes de drogas, jugadores de cartas maliciosos, sediciosos organizadores de partidas a puerta cerrada, clientes casi inmóviles como espectros en la barra del bar y policías prepotentes pululando entre ellos, con dos mujeres antagónicas: una paralítica (Eleanor Parker), que le atosiga haciéndole sentir culpable a Frankie de un accidente de automóvil, y otra (Kim Novak), serena y comprensiva con los errores humanos, que contrasta con el histerismo ladino de la otra. Frankie intenta salir de ese mundo viciado y sórdido con una prueba para batería de una orquesta, ganarse la vida honradamente olvidando ese mundo tenebroso de la heroína con escenas espeluznantes de un hombre desesperado en busca de una dosis y las noches de póker sin dormir.

Es la lucha del inmovilismo contra el hombre que le pone resistencia. Un ex convicto, aspirante a baterista que malvive miserablemente. Las formas adoptadas en esa lucha son el engaño, el cultivo de la soledad y la tentación que debe evitar. Excelente fotografía de contraste en blanco y negro y el jazz plenamente integrado en la dramaturgia fílmica. El tema de los créditos diseñado por el grandioso Saul Bass, especialista en diseño gráfico de films de Hitchcock y habitual en los films posteriores de Preminger.
Antonio Morales
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow