No es tan mala como mi título sugiere, ya que en realidad lo lamentable y bochornoso es que esta película no haya aprovechado la oportunidad de contar algo tan sugestivo e interesante como la historia real detrás de los famosos crímenes. Ni un ápice de investigación, y además con la anuencia de explicarlo todo por motivos "sobrenaturales".
¿Se han documentado al menos? Parece que Farrands y los suyos tan sólo querían explotar el nombre "Amityville" para vender su película, porque de origen, nada.

Las interpretaciones son caso aparte. Si Paul Ben-Actor unas veces a veces está salvable y otras para matarlo (nunca mejor dicho), el caso de la actriz que hace de "madre de la familia" es de libro de estilo de todo lo que no ha de hacerse jamás. La escena en que encuentra una libreta en el escritorio del hijo merece pasar a los anales de la pésima interpretación. Veanla, no tiene desperdicio.

¿Hay terror? No. ¿Hay suspense? Tampoco consiguen crearlo. ¿Hay una subtrama de blanqueo de capitales? Si, pero absurda y además atribuida al abuelo de la familia, el pobre Burt Young -que parece no saber qué hace en la película-, en lo que sospecho es un invento absoluto por parte del guionista.

En suma, un bodrio de considerables proporciones, pero ni mejor ni peor que las últimas de la saga, que ya eran malas hasta decir basta.