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Voto de Vivoleyendo:
7
Drama. Romance Narra la historia de amor de James Joyce y Nora Barnacle.
20 de enero de 2013
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
La suya no fue una relación convencional, al menos no para los cánones de su tiempo. La familia Joyce, pese a pertenecer a la clase media, parecía ostentar afición por los orígenes nobles, de los cuales se empeñaba en presumir, pretendiendo remontar sus antepasados hacia importantes personajes o linajes que en el pasado dieron renombre a Irlanda. De modo que, cuando Jim se atontó por una camarera de hotel de Galway, aquello no cayó demasiado bien en el círculo de allegados del escritor. Pero él, atormentado, borracho, apasionado y con alma de bohemio, se aferró a Nora, una chica tan pobre como él e igualmente necesitada de amor. El drama cinematográfico de Murphy plasma bien la necesidad que los impulsa al uno hacia el otro, un ansia desesperada por aferrarse al calor de alguien, por encontrar una musa de por vida, un compañero con el que huir de una miseria tanto material como espiritual. Nora no era una joven dama pura como la nieve, ni Jim era una pareja equilibrada, pero en su unión había chispas, fuegos, tormentas y la pequeña alegría de saber que había alguien esperando, aunque ya fuese en Dublín (por escaso tiempo), en París, en Trieste o en Zúrich, eso no parecía importar demasiado. Lo que contaba era escapar lejos de la prisión irlandesa y permanecer juntos en el exilio, tratando de salir adelante siempre acechados por las dificultades económicas, las mudanzas, los hábitos desordenados, las borracheras de Jim, sus infidelidades consumadas o no, las decepciones con los editores y la maliciosa intromisión de algún supuesto amigo del escritor, que molesto por la sangre humilde de Nora envenenó los oídos inestables y celosos de uno de los mayores genios de las letras del siglo pasado. A ello se sumaría con el tiempo la enfermedad mental de su hija Lucia.
Pero Nora y Jim resistieron todos estos envites. No pasaron por el altar hasta que llevaban conviviendo veintisiete años. Nunca les hizo falta la confirmación de unos papeles y la reprobación social no consiguió interponerse. Vivir en el extranjero les aportó la libertad de acción de la que no habrían podido gozar si se hubieran quedado en Dublín. Nadie es profeta en su tierra, y Joyce no fue una excepción.
Y en todos los oleajes de la duda y del tiempo estaba Nora. Hasta el fin.
Caminando con ella hacia el ocaso.
Vivoleyendo
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