Haz click aquí para copiar la URL
Voto de pablo garcia del pino:
6
Intriga Durante la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), en la Holanda ocupada por los nazis, el coronel holandés Pieter Deventer, después de llegar a la conclusión de que hay un traidor infiltrado entre sus hombres, se pone de acuerdo con las fuerzas británicas para desenmascararlo. Todo parece indicar que puede ser el antiguo organizador de la resistencia holandesa... (FILMAFFINITY)
17 de noviembre de 2007
10 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Clark Gable madurito, pero todavía presa fácil de un público que siempre lo añoraba. No era ya el americano de "Camarada X", pero aún se permitió el lujo de jugar a los espías durante la II Guerra Mundial. Por tanto, se deja manipular a gusto por las consignas oficiales del alto mando, y, aunque siempre fuese algo cascarrabias y gruñón, le sale el lado tierno cuando, a pesar de todos los pesares que conllevaran los consabidos sustos y las persecuciones perpetradas por la ocupación alemana en casi toda Europa, aparece la sana chicarrona, sofisticada, guapa y listilla, para echarle el "cable a Mr. Gable" (nunca mejor dicho) La señora, para que le vamos a contar, es nada menos que Lana Turner. Y si hay en este film alguna escena memorable que resaltar es la de Miss Turner sentada sobre un piano (¡muy espía y muy cabaretera ella!) cantándole a los alemanes un "¡Johny come home...!", como para relamerse de gozo ¡Es una de esas secuencias de MGM para el recuerdo de los cinéfilos más cinéfilos. Y que yo sepa, fue la única vez que la inolvidable Milady de Winter cantó. Por lo demás, la trama es algo latosa. No llega a mantenernos en vilo. Y Victor Mature, que arrastra suspense final, que quiere a su "mamá" por encima de todo el apandilleo de la resistencia holandesa, nos ofrece una de sus peores interpretaciones. Es un film disparatado como lo son casi todos los de espionaje bélico. La patriotería yanqui o inglesa andaba invariablemente a la que salta. Pero no vamos a negar que siempre resultaba reconfortante que se le diera palos y más palos a Hitler y a su Mein Kampf. En fin que Mr. Gottfried Reinhardt hizo de toda esa masa otro pastel en Technicolor (la guinda, desde luego, fue la escenita del piano ya comentada). No le salió ni demasiado bien ni demasiado mal. Un granito de arena más. Y no se pudo quejar, por demás, ya que tener a mano a Lana Turner, ¡huuuum!, fue todo un lujazo. A veces los desmadres también apetecen, y si son de MGM, ¡mejor!
pablo garcia del pino
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow