Tengo que discrepar de nuevo con la crítica profesional. Sí, es verdad, ahora hay muchos vampiros en la pequeña pantalla, pero yo, que soy una fan perdidamente enamorada de los chupasangre tengo que decir que ninguna serie me ha enganchado. Ninguna respeta las normas básicas del vampirismo, que las hay, ni tienen personajes atractivos y con este adjetivo no hablo del físico, sino de que ningún protagonista me llama nada la atención y ya es triste. También intenté ver la original de esta serie, ya sabéis Crónicas Vampíricas, pero ni los endiabladamente atractivos (y estos sí lo son en todos sus aspectos) protagonistas lograron captar mi atención más allá de una primera temporada más que fallida y es que la original, la que se basa en las novelas de una más que solvente escritora L. J. Smith (de la que he leído algún libro), tiene unos intérpretes sosos, demasiado filosóficos y llorones (y vista entera le sobran tres temporadas). Sin embargo, después de una larga búsqueda varias personas me recomendaron ver la saga familiar de los Mikaelson y vaya ¡qué grata sorpresa!

Es verdad, los personajes están sobreactuados en la mayoría de las ocasiones, especialmente Elijah y a pesar de esto la serie tiene una buena trama (quizás le falta sangre y sexo, pero entonces hablaríamos de la fabulosa True Blood). Aquí tenemos también protagonistas atormentados, pero no tan pesados como los protas de Crónicas vampíricas y mucho más reales físicamente que en esta. Odio, venganza, traiciones, envidias, amor (entre familiares, amigos y enemigos).

La serie vuelve a los orígenes de tantas historias sobre vampiros, brujas y hombres lobo, Nueva Orleans, más específicamente a El Barrio Francés, que será el protagonista de estas rivalidades y de las luchas por quién se alzará como rey y señor del barrio.

Las localizaciones donde se graba, la exquisita música que podemos escuchar en todos los episodios, la recreación de fiestas, tiendas, bares, están tan cuidados que parece mentira que contase con poco presupuesto.

Tengo que decir que sin el dúo Niklaus/Marcel Los originales no serían tan buen reclamo. Aunque con el paso del tiempo te terminas encariñando con el Noble Elijah también.

Tras cinco temporadas, el final es mucho mejor que el de Crónicas vampíricas.

Por último comentar que Joshep Morgan (Niklaus) ha sido nominado a numerosos premios por su actuación.