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Voto de Hans Castorp:
7
Drama. Romance Vita y Virginia son dos de las mujeres más fascinantes y progresistas de su tiempo. Ambas se ven envueltas en una agónica aventura amorosa que determina para siempre sus vidas y su trabajo. (FILMAFFINITY)
27 de febrero de 2020
10 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película no es perfecta, pero el mero hecho de descubrir que la novela “Orlando” de Virginia Woolf está dedicada e inspirada en su por entonces amante Vita Sackville-West, es razón suficiente para justificar su visión.
En un principio, ambas mujeres tenían pocas cosas en común para que su relación pudiera prosperar. Virginia era una escritora perteneciente al llamado “círculo de Bloomsbury”, un grupo de intelectuales ingleses de clase alta que a principios del siglo XX vivían al margen de todos los convencionalismos de la puritana sociedad inglesa postvictoriana. Virginia arrastraba consigo algunos problemas mentales desde hacía años (descritos de forma muy poética en la película, aunque dudo que Virginia los viviera con tanta belleza), era una persona retraída y poco sociable y bastante reprimida sexualmente. Vita, al contrario, era una mujer con una personalidad arrolladora (espléndida, como siempre, la magnífica Gemma Arterton), bisexual, promiscua y a la que le gustaba exprimir la vida al máximo (la típica coleccionadora de sensaciones). También era una escritora de éxito, a diferencia de Virginia que estaba empezando a ser conocida por un público minoritario y selecto.
El estilo visual de la película me ha recordado al cine de Jane Campion. Hay una deliberada búsqueda de la belleza en cada plano que a mí me ha agradado mucho. Especial mención merece el diseño de vestuario. También me ha gustado la calidad de los diálogos, de verdadera altura literaria e intelectual y me atrevería a afirmar que buena parte de ellos están tomados de la correspondencia publicada póstumamente entre ambas. Sin embargo, en cuanto a la narración de la historia, la película delata su origen teatral a veces, y las motivaciones y conductas de los personajes resultan un tanto oscuras y precipitadas en ocasiones.
La actriz que interpreta a Virginia, Elizabeth Debicki, parece un poco fría al principio, pero curiosamente a medida que su personaje va venciendo sus represiones, ella misma va creciendo en intensidad emocional, hasta llegar a esa escena final verdaderamente prodigiosa en la que las dos actrices están soberbias. Esa reflexión última acerca del ocaso de un amor es, sin duda, lo mejor de la película.
En definitiva, una película hermosa, que entretiene y emociona, hablándonos del amor imposible entre dos seres diametralmente opuestos, pero del que quedará para siempre una obra de arte de la literatura como testimonio imborrable de esa pasión.
Hans Castorp
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