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España España · Madrid
Voto de Servadac:
8
Drama El 2 de diciembre del 2007, tres etarras asesinaron a dos guardias civiles (Fernando Trapero y Raúl Centeno) con los que casualmente se encontraron en una cafetería en Capbreton, en la región francesa de Las Landas. (FILMAFFINITY)
12 de octubre de 2008
99 de 135 usuarios han encontrado esta crítica útil
Resulta difícil ver esta película de forma desapasionada. Olvidarse de los individuos reales retratados. Unos dirán que es tibia con los terroristas. Otros dirán que no refleja las raíces del conflicto. Yo mismo no consigo verla con el distanciamiento necesario.

Quizás, a eso se refiera el director cuando sostiene que está hecha para “los espectadores del futuro”, aquellos que puedan acercarse a ella como quien lee un reportaje zoológico.

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Dice Ion Arretxe: "Es una película cruel y conflictiva, que puede dejar al espectador desasosegado e irritado, pues nos muestra algo que, en el fondo, todos sabemos y nadie quiere ver: un terrorista es, nos guste o no, una persona normal."

No estoy de acuerdo.

Primero, ¿qué es la norma? ¿Y lo normal?

Segundo, ¿acaso Pol Pot, Hitler y Stalin no comían, bebían y cagaban? ¿Quién dice que los actos normales, cotidianos, no forman parte de las personalidades monstruosas?

Tercero, estoy convencido de que el director no suscribiría esas palabras pronunciadas por Arretxe.

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Dice Jaime Rosales: "Tuve muy claro el estilo y la forma de trabajar desde el primer momento. La manera de rodar no ha tenido nada que ver con mis trabajos anteriores. Se parecía más a la manera de trabajar empleada en los documentales de animales."

Ese es, indudablemente, el estilo formal de la cinta. Una aproximación, desde fuera, a la vida y costumbres de unos seres aparentemente incomprensibles. A través de la observación de sus rutinas el director quisiera vislumbrar las claves de sus actos de violencia. Pero tales actos no se explican por el hecho de que el individuo compre discos en la FNAC, hojee El jueves o beba un par de copas con los amigotes.

"Lo único que sé es que lo que me mueve a realizar una película es siempre lo mismo: la necesidad por entender al ser humano; la posibilidad de explorar el lenguaje del cine buscando nuevos caminos."

En mi opinión, aunque la peli pueda no gustar, la autoexigencia y la rectitud artísticas de Jaime Rosales son indiscutibles.

Por otro lado, la cinta es neutra o amoral. Depredadores, presas. Aunque, en este caso, ambas especies son personas. Y eso dificulta nuestra digestión.

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Observamos lo que sucede con un cristal (la cámara) de por medio. Un cristal que siempre está presente e incluso se desdobla en otro cristal dentro del cuadro. Como si todo aconteciera en una pecera y el lenguaje de los peces nos fuera indiscernible.

Sólo percibimos las risas y el rugido: ¡Txakurra! No tenemos acceso a lo que hablan.

El juego de los ojos en el restaurante alcanza intensidades increíbles. No se puede contar más con menos elementos.

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A mí la independentzia no me indigna. Me indigna el tiro bat buruan, el tiro en la cabeza.

"Yo no hablo de venganzas ni perdones, el olvido es la única venganza y el único perdón." (Jorge Luis Borges)

Y, por desgracia, aún queda muy lejos.
Servadac
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