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España España · Barcelona
Voto de Billy Elliot:
1
Drama Adaptación de "El 19 de Marzo y el 2 de Mayo" uno de los "Episodios Nacionales" de Benito Pérez Galdós. El joven Gabriel Araceli (Quim Gutiérrez) trabaja de cajista en una modesta imprenta de Madrid. Su novia Inés (Paula Echevarría) es una chica huérfana que vive en Aranjuez en casa de su tío, el fraile don Celestino Santos del Malvar (Manuel Galiana). Con ocasión de una visita a su novia, Gabriel es testigo del motín de Aranjuez contra ... [+]
18 de septiembre de 2008
96 de 158 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vaya por delante que yo he sido uno de los pocos que seguía defendiendo el cine de Garci. Películas como "Volver a empezar" o "El abuelo" me parecen obras maestras y de lo mejor que ha dado el cine español. Pero en los últimos años su carrera ha ido en un continuo descenso hasta llegar a este total y absoluto desproposito que es "Sangre de mayo".

Podría empezar por las cosas positivas para ahorrar tiempo, pero es que no las hay. A ver si se me ocurre alguna... Ah sí, para los fans, hacen su aparición los ya míticos pajaritos que se escuchan en todos sus films... Se han convertido en un cameo habitual estilo Hitchcock.

Por lo demás, serían cientos y cientos de líneas explicando desbarres y torpezas en esta película: Penosas actuaciones, con mención especial a Quim Gutierrez, que se dedica a soltar sus frases y a pasearse decorado tras decorado lujoso con cara de estar aun en el extrarradio de "AzulOscuroCasiNegro"; Garci haciendo el montaje, lo que significa que de momento sólo ha aprendido dos lenguajes en este idioma: El fundido a negro y el encadenado, que se repiten una y otra vez sin ningún sentido ni coherencia; multitud de personajes secundarios que aparecen y desaparecen soltando frases estrambóticas y rimbombantes de forma didáctica como si fuesen profesores de literatura en el colegio, (otra cosa no, pero Garci tiene mucha cultura, hasta cinematográfica, quien lo diría viendo esto...)

Como digo, la lista de penosidades sería interminable y provoca vergüenza ajena, casi tanta como bostezos y miradas al reloj durante los interminables 150 minutos en que transcurre el tostonazo. Todo esto se puede resumir en una conclusión bastante triste: El señor Garci es un amante del cine clásico, pero por desgracia ha aprendido muy poco de todo lo que ha visto, y confunde clásico con rancio, que es la definición perfecta del cine que se dedica a hacer ahora.
Billy Elliot
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