Tras esperar durante meses, aun en estado de "shock" tras el final de la que fue, es y será, la mejor serie de la historia (y doy fe de que me trago TODAS), el visionado de The Plan supone para el aficionado una bonita experiencia, emocionante por momentos y realmente adictiva durante las dos horas que dura.

La película, como producto, no tiene sentido sin haber visto antes la serie, pero aun así está dirigida y contada magistralmente por Edward James Olmos, que esta vez se pone detrás de la cámara para firmar un "capítulo largo" enfocado de un modo que nunca antes habíamos visto: desde el punto de vista de los cylon. Y como director cumple, con un ritmo, unos planos y un montaje basado en saltos temporales que poco habíamos visto durante la serie.

En el debe, quizá los fans nos quedamos con ganas de saber más, de que la historia hubiera ido más allá, más hacia el pasado (a la creación de los "final five") y más hacia el futuro también, pues la película acaba bastante antes de que lo haga la línea argumental principal.

Pese a todo, una maravilla, claro, es Battlestar Galactica.

Los 300 espartanos, los 300 valientes, o como diría mi amigo Pablo, las 300 hostias como panes. Una película para disfrutar como un crio, para maravillarse ante los prodigios de la técnica y para emocionarse si te gusta el género.
Demasiadas patrañas nos habíamos comido ya los fans de este tipo de películas (Troya, El Reino de los Cielos, Alejandro), sedientos ya de una peli a la altura. ¿Que todas se copian entre si y parece que estás viendo otra de Frodo y Aragorn? Pues puede ser, pero esta 300 tiene una peculiaridad: está inspirada en un comic, por lo que de copiar... copia, mejor dicho, calca al comic, y lo hace con una maestría que a mi me alucina.

Frank Miller, el autor de Sin City es un genio, quizá sus argumentos no sean elaboradas y profundos... pero da igual, te transporta, te sumerge, te emociona. Y por suerte, como ya ocurriera con la peli de Sin City, esta vez el director de 300, el tal Snyder, lo ha vuelto a conseguir.

Hay que verla. Hay que saber disfrutarla, saber a lo que vas, saber divertirse con imágenes que no buscan más que eso, tu disfrute. Y hay que elegir bien el sitio. Pues esta película, vista en una sala de mierda, o peor aun, en tu pc... no tiene ninguna gracia.