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Costa Rica Costa Rica · Alajuela
Críticas de willyaseb
Críticas 3
Críticas ordenadas por utilidad
8
28 de septiembre de 2010
8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Son pocas las películas que parecen llegarnos como un recuerdo propio; una especie de imagen de nuestra vida interpretada por diferentes personajes. Son pocas porque un film así, no pretende llenar una pantalla con efectos y explosiones o decálogos meta narrativos; un film así tiene una intención mas honesta y clara: emocionar a su espectador y hacerlo parte de su historia.
En “Alamar” (2009) largometraje que compartió con “Agua Fria de Mar “de Paz Fabrega el premio Tiger Award del festival internacional de Rotterdam, somos parte de un viaje; específicamente el ultimo viaje que harán Natan, un niño de 5 años y su padre Jorge, antes de que el pequeño regrese con su madre a Italia. Los dos irán junto a su abuelo, un pescador artesanal mexicano, a reafirmar los lazos que los unen y que pronto serán puestos a prueba por la distancia.
La película transgrede los limites de la ficción y el documental, introduciendo un conflicto inexistente en personajes reales que antes de actuar recrean su propia historia. Su director Pedro González-Rubio, intenta dejar claro de que nos encontramos ante una pieza documental: cámara en mano, documentos propios de los personajes (nos introduce a la historia con fotos y videos del padre y la madre cuando estaban juntos), ausencia de música extradiegética y por momentos los mismos interpretes tienen conciencia de la grabación y hablan hacia la pantalla. Lejos de sacarnos de la narración, este guiño nos reafirma la autenticidad de la sucesión de situaciones que presenciamos.
Alamar es de un tipo de cine que puede emocionarte profundamente al igual que aburrirte. No es del acostumbrado por el espectador, por falta de emociones superficiales y sensaciones sobresaturadas. Alamar es por eso mas cercano a una película-recuerdo, una película-memoria. Personalmente cuando la terminé acabe confundiendo a mi abuelo con el abuelo de Natan; sintiéndome felizmente interpretado, de alguna forma había vuelto a vivir un par de horas en la infancia.
willyaseb
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8
5 de agosto de 2010
6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Siempre existe la violencia antes de activar un mecanismo. Unos segundos de distancia, la demarcación de un limite y todo el aire de por medio. Existe en ese reino en el que nosotros mismos retiramos nuestros deseos por ser peligrosos, nuestros sueños por incansables, nuestras sensaciones por adictivas. Y es en ese lugar el que olvidamos que alguna vez quisimos hacernos viejos, cumplir con todas las reglas, llevar correctamente la corbata. Voy a Explotar, de Gerardo Naranjo es ese segundo entre dos jóvenes, es ese amor incoherente entre dos locos, es ese correr contra todo para saltar al vacío.
Gerardo Naranjo, director mexicano que ha realizado Perro Negro, Malachance y Revolución entre otras, nos entrega una obra que camina sobre la exploración de la adolescencia, su irreverencia y su incomprensión. En este transito son Román y Maru los que encuentran algo parecido al amor y deciden escapar del ahogo en que están inmersos. Son dos escapistas que hacen homenaje a otros tantos que lo han intentado: Bonnie y Clyde, Mickey y Mallory Knox, Marianne y Pierrot. Justamente en esta ultima referencia encontramos una película bastante cercana a las estéticas de la nueva ola francesa: cámara en mano, cortes bruscos en edición, voces dislocadas entre imágenes que aportan otros significados y trascienden el discurso. En este aspecto Voy a Explotar es magnifica, dura e ingeniosa.
Naranjo dice: “Román viene de una familia adinerada de políticos, y tiene ideas de subversión y anarquía, sin embargo no las lleva a las últimas consecuencias. Maru también trata de romper con lo establecido, que es aceptar cualquier ideología que se le imponga, que sea política o religiosa. Pero la rebelión tan sólo llega a la azotea de la casa.” Como un reflejo de esta historia, el largometraje mismo hacia su final parece que tampoco sale de su propia azotea. Ya sea porque no sabe que hacer con sus personajes o porque resolver la alta franja entre los jóvenes y los adultos parece imposible. Sin importarnos este bache se mantiene frasca, interesante y adictiva.
Voy a explotar desde cualquier lugar que se le mire tiene una particularidad: nos desordena. Porque un mundo sumido en el caos no puede engendrar otra cosa que caos; así como Maru escribiendo en su diario: pésele a quien le pese, caiga quien caiga.
willyaseb
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6
25 de agosto de 2010
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
No es la violencia, el terror o las armas los que causan un daño permanente después de una guerra. No son los soldados, ni las bombas o los asesinatos. Es esa instauración permanente de pánico y claustrofobia que obliga a los sobrevivientes a cargar con un miedo perpetuo; ese tumor tan difícil de tratar que extiende sus raíces sobre todo.
Fausta es una hija de ese trauma. Hija de una época en que en los andes peruanos fueron el epicentro del conflicto armado entre el ejercito y la guerrilla de sendero luminoso. Hija de los pueblos que vivieron este trance sufriendo todas las consecuencias posibles; inclusive la invención de la enfermedad que da nombre al largometraje y sufre la protagonista.
La teta asustada es una superstición que explica el carácter asustadizo y frágil de Fausta, quien heredó el sufrimiento y el dolor de sus padres a través de la leche materna. Si bien la película se centra años después de estos acontecimientos, su directora Claudia Llosa nos deja experimentar las consecuencias del pasado con los mismos miedos y creencias de Fausta. Es este uno de sus más grandes logros, ya que la victimización que podría encontrarse en estas circunstancias es mas bien un viaje, el viaje de Fausta por sobreponerse a ellos y vencerlos.
Técnicamente la película es impecable; eso si, es un tipo de cine de difícil digestión. Planos secuencia largos, pocos diálogos entre el español y el quechua, y una narración minimalista la hacen por momentos un poco lenta y densa. Sin embargo logra escenas magistralmente logradas, con una poética intensa y profunda.
Nada extrañamos del realismo mágico: nuestra región ya cuenta con historias sorprendentemente fuertes. Historias que sin la necesidad de caer en el lugar común al cual nos tiene acostumbrados la visión extranjera latinoamericana, gritan por profundizar en el alma de cada nación y cada poblado de la extensa patria hispanoamericana.
willyaseb
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