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Críticas de CBHCBH
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Críticas 27
Críticas ordenadas por utilidad
10
19 de enero de 2011
20 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película absolutamente magistral, grande en todos los sentidos. No hay mejor manera de constatar que el cine es un arte capaz de crear sensaciones nunca antes experimentadas que hacerlo viendo esta joya de Wyler.

La película es de una perfección formal tremenda. Una estructura narrativa inmejorablemente ensamblada, en la que las historias se fragmentan y se fusionan entre sí con una ligereza asombrosa, permite que la película fluya ante el espectador como si hubiese sido creada de una sola pieza.

El talento que demuestra Wyler a la hora de poner en escena una historia de estas características nos habla de su categoría como director. Son innumerables los detalles magistrales, como la escena del desayuno, con la elipsis en la que se muestra de manera genial como March finalmente no ha desayunado en la cama, o la simbólica escena inicial en la que Harold Russell aparece hablando de su mutilación con su tío sentado al piano mientras esté toca mostrando unas manos perfectas, o ese plano prodigioso en el que Andrews y March aparecen sentados frente a frente como dispuestos a comenzar el combate a la vez que charlan sobre Teresa Wright. También se puede apreciar el talento residual de su etapa muda en escenas como la de la llegada de March a casa con una profundidad de campo propia de Ford o Wells, o la escena en la que también aparece March deambulando por la habitación después de su borrachera. No faltan los toques de humor, ahí tenemos el plano de los dos vasos donde March se confunde al beber, o la escena de Andrews mostrando un perfume a una clienta.

Pero lo más importante de la película es como Wyler consigue transmitir al espectador un abanico inagotable de sensaciones a través de una historia que comienza con el que podría haber sido el final más o menos feliz de cualquier película sobre la Segunda Guerra Mundial, transformándolo en el comienzo de una historia de readaptación, en cierta manera iniciática y en absoluto fácil para ninguno de los tres protagonistas. La condición humana es puesta a prueba a través del vacío creado por la distancia en el tiempo de unos recuerdos que se han desvanecido y que han dado paso a una realidad muy diferente de la que dejaron tiempo atrás.
CBHCBH
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4
22 de marzo de 2010
25 de 32 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ante películas de este tipo, uno no sabe muy bien como reaccionar. Sin duda, es necesario dejar pasar unas horas para que las sensaciones obtenidas a través del visionado de sus, cuando menos, peculiares imágenes despejen el turbio poso que estas han dejado en nuestro cerebro.

Es una de las virtudes de esta película: independientemente de que nos haya parecido buena o mala, lo que es indudable es que estamos ante algo que se sale de lo comúnmente aceptado, y que producirá un fuerte impacto en el espectador, al que, sin duda, no dejará indiferente.

Dicho esto, y analizando la película en profundidad, sólo puedo decir que Haneke apunta maneras en su debut en la gran pantalla, pero que se queda a las puertas de conseguir un resultado de consideración. Es loable su valentía, el interés que muestra por desarrollar su cine sin apenas dar concesiones al espectador; pero esa manera de filmar, que podría haber sido de una nitidez casi transparente, se abandona a una autocomplacencia desmedida y busca llamar la atención mediante la pretenciosa utilización de recursos fílmicos que parecen marcados a fuego en el celuloide. Las imágenes no fluyen, aparecen artificiosamente en la pantalla para hacerse presentes a fuerza de denostar el lenguaje narrativo convencional.

Haneke parece hacer suya la frase de Antonioni de “Hago películas aburridas para mostrar el aburrimiento”. Es indudable su influencia, pero al igual que le ocurre al maestro italiano en algunas de sus obras, Haneke no consigue que ese aburrimiento se transforme en un ritmo inusual y extraño (pero ritmo a fin de cuentas) que se transforme en interés por parte del espectador.

A pesar de este envoltorio excesivamente denso y engolado, Haneke nos muestra una distante disección de la sociedad, en la que la incomunicación provocada por un alienante sistema de vertebración social, deviene en la creación de una atmósfera insostenible, que absorbe a los personajes hasta convertirlos en auténticos espectros, mimetizados con el ambiente desasosegante en el que les ha tocado vivir.

Los silencios de los personajes se multiplican hasta el infinito, mientras el sonido reiterativo de lo cotidiano los envuelve incidiendo en su monótono discurrir vital. Los insertos de imágenes banales, de planos fijos apenas descriptivos, que muestran que la realidad en la que viven no va más allá de la desesperación contenida en esas imágenes, incrementan la angustia del espectador hasta llegar a las deprimentes secuencias finales.

Sin embargo, las virtudes que pudiéramos ver en la capacidad de Haneke a la hora de presentar una visión descarnada de la sociedad, no son suficientes para que la película alcance el aprobado. El empaque y la afectación con que se nos traduce al lenguaje cinematográfico la idea que el austriaco tiene del tema tratado, lastra de un modo muy importante el resultado final.
CBHCBH
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8
2 de septiembre de 2009
15 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
A pesar de no ser una obra totalmente redonda, estamos ante una gran película. Es admirable comprobar como se puede rodar un filme de este calibre partiendo de una historia sencilla que, contada de la manera adecuada, crece hasta llegar a cotas narrativas muy importantes. Cada personaje, cada hilo argumental, se sustenta en una básica explicación no desarrollada que permite no complicar el guión hasta el punto de que el director pierda la capacidad de acción; algo que ocurre con frecuencia hoy en día.

Siempre he pensado que esta historia no es una historia de una mujer fatal enloquecida, es una historia que refleja como ninguna la soledad. Simmons es un personaje atormentado, pero ese desequilibrio se debe, sin ninguna duda, a su entierro en vida a la sombra de su padre. Su mundo se reduce a un microcosmos habitado por su progenitor y su madrastra, en el que las pulsiones se multiplican y la locura surge con tal naturalidad que puede confundirse con la maldad. Nada importa para ella más allá de su voluntad; su aislamiento de la sociedad ha impedido que conozca las reglas del juego, la inmensidad del ser en el vacío se muestra aquí como la causa de la locura.

Está claro que no llega a la altura de otras películas “negras”, pero también está claro que esta obra tiene un trasfondo psicológico que la desvincula en parte del encasillamiento en ese género.

Una inquietante Simmons, con un semblante tan ambiguo que le hace pasar de ofrecer una mirada angelical a mostrarse como la reencarnación del mal en apenas unos instantes, imprime a la película un marchamo oscuro, vaporoso y sombrío; algo necesario en una obra de este tipo. Por eso mismo, porque su dualidad está muy marcada, tanto que el mismo Mitchum es consciente de ello; no parece muy creíble la escena de la maleta, en la que el cambio es demasiado radical, y la argumentación no se sostiene en absoluto. Aún así, sigo pensando que es una de las mejores películas de Preminger con unos diálogos magistrales y unas interpretaciones absolutamente turbadoras.
CBHCBH
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3
22 de marzo de 2010
20 de 27 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aquí vemos otro gran ejemplo de que la calidad de una película no es directamente proporcional a la irreverencia emanada de sus imágenes, el inconformismo que despliegue su mensaje, la incorrección subyacente en su guión o la innovación aplicada en la puesta en escena. Todas estas características podrán parecernos positivas o negativas en función de nuestra apreciación personal, pero lo que está claro es que no determinan por si mismas el resultado artístico final de la obra.

Almodóvar consiguió con sus primeras películas hacer un cine diferente, impactante y hasta atractivo a una parte del público, sin embargo, la calidad del mismo es más que cuestionable. A todo esto hay que añadir algo que es lo más inicuo que le puede pasar a una película: que el tiempo haga que la frescura con la que inició su andadura ante el espectador, se convierta en un hálito rancio y apolillado; que pierda toda su vigencia. Las vanguardias nunca fueron duraderas, es el precio que hay que pagar por salirse del canon: al final el cine es, como la vida, un eterno retorno, y el canon se mantiene en cada una de esas rondas del Samsara fílmico, mientras que la vanguardia entra y sale de la rueda, a veces para no volver. No sería a través de la vanguardia mediante la que alcanzaríamos la puerta de salida de la rueda en el caso de que pudiésemos llegar al filme absoluto.
CBHCBH
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9
8 de diciembre de 2012
16 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si tuviésemos que elegir un caso paradigmático acerca del desconcierto de los sentidos provocado por el visionado de una película o la indecisión a la hora de hacer una valoración sobre la calidad artística de lo que se nos ofrece, “Amor” ocuparía ese lugar indefectiblemente. A pesar de la difícil asimilación y posterior disección de su contenido, sobre lo que no hay ninguna duda es acerca del brutal impacto que genera en el espectador, la dirección de ese impacto puede que sea caprichosa, pero ¡vaya si existe!

Algo que se puede decir de Haneke sin temor a equivocarse es que sus películas no dejan indiferente a nadie. Su estilo es conciso y austero, sus historias provocadoras y salvajes, su concepción del arte radical. Todo ello rodeado de una persistente obsesión por romper con la narrativa tradicional. El comienzo de la película en una declaración de intenciones en este sentido: el plano del concierto modifica el sujeto de la acción, es la orquesta la que adquiere ese rol, mientras que el público pasa a ser el objeto observado. ¿Libertad creativa, justificación formal o simple fatuidad? Cada uno que juzgue por sí mismo.

El resto de la narración es una constante incursión en el terreno de iconoclastia discursiva, los prolongados planos fijos y el ritmo pausado que los sostiene son una invitación a la reflexión, detienen el tiempo y multiplican los puntos de vista del espectador acerca de la obra.

Podríamos decir que “Amor” es uno de los más bellos ejemplos del intento por parte del hombre de dar sentido a la existencia. El desarrollo del ser, único y determinado, dentro de esa realidad superior que es la vida, se alimenta de la yuxtaposición de elementos irracionales que impiden su letargo: el odio, la pasión amorosa... Sin embargo, estos elementos no sirven de nada a la hora de afrontar la realidad del final de la existencia; el paso del tiempo, la vejez... nos muestran el vacío del universo, el desconsuelo ante lo desconocido. Solo un elemento descargado de irracionalidad, liberador de lo superfluo, es capaz de darle un sentido a todo ello: el amor con mayúsculas, el amor entre entes concretos, único o diversificado, correspondido o no, eterno o efímero… no es solo el motor de la vida (como podría serlo la pasión amorosa), sino también una posible justificación de lo inexplicable.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
CBHCBH
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