Esta tercera entrega de la saga se ambienta en la Alemania de la Segunda Guerra Mundial, por lo que se sitúa cronológicamente antes que las dos partes anteriores. En lo que respecta a detalles de ambientación histórica, uniformes, etc. la verdad es que no da demasiado el cante, considerando lo exiguo de la producción en esta clase de películas.
Lo importante en esta curiosa serie, a mi entender, no estriba en las historias, por lo general mediocres por ser amables, sino en el diseño de los muñecos y las barrabasadas que cometen. En esto último, está a la altura de las dos primeras entregas de la serie, no así en cuanto al diseño marionetil, puesto que aparece un único muñeco nuevo, un pistolero de seis brazos, que no llega al nivel de otros personajes más icónicos y molones como por ejemplo Blade o Torch.
Con todo, se explica el origen de la Mujer Sanguijuela o del citado Blade, así que nadie que disfrutase con las dos entregas anteriores, que de todo hay en la villa del Señor, debería perdérsela. En definitiva, sólo para fans de la serie o amantes de lo bizarro. Personas normales, abstenerse.

Nunca la posesión por una deidad con la capacidad para controlar los elementos había resultado tan aburrida. Qué no falten todos los tópicos habidos y por haber en esta clase de films, con la niña haciendo dibujitos siniestros y demás. Ya hay una buena cantidad de cintas sobre niños siniestros o poseídos, señor director, si no va usted a aportar absolutamente nada nuevo o de valor, mejor no haga nada. No malgastéis vuestro tiempo con este subproducto, no merece la pena.