Una serie que parecía interminable donde actuaban todos los actores más malos de toda Colombia.
Una de las protagonistas, "Daniela" tuvo infinidad de novios y de hijos durante los más de 16 años que estuvo actuando.
Una de las peores series que he visto en mi vida.

Jeanne du Barry, película y no documental, nos muestra la vida y dramas de Madame du Barry, la última favorita de Luis XV, en uno de los momentos más cruciales de la monarquía francesa.

La película tiene un buen inicio, describiendo algunos hechos históricos cuando menos curiosos sobre la vida de Jeanne y de su contexto. Sin embargo, esta película comienza a desilusionar rápidamente cuando entre en escena Maiwenn, protagonista y directora. Su manera de actuar deja mucho que desear, pero lo que logra hundir la película es su relación con Luis XV.

Se dice que, durante la grabación de la película, las discusiones entre Maiwenn y Johnny Depp eran constantes. Cuando uno llegaba tarde, el otro se vengaba. Discordia, reclamos y gritos. En una ocasión Johnny aclamó en medio de una grabación a Maiwenn “Tu película es una mierda, si la gente la llega a ver será únicamente para verme”. No muy lejos de la realidad.

Sin haberme enterado de la discordia durante la grabación, la relación entre Madame du Barry y Luis 15 es lejos de ser idílica. Contacto y sonrisas casi forzadas, la historia no parece natural y se aleja de lo que promete. Es incómodo y aburrido pasar una hora viendo una relación que no convence, de principio a fin.

Los elementos que pueden destacarse del film, son la actuación de varios personajes de reparto, como el de La Borde (persona de confianza de Luis 15) y del conde de Burry, que son en efecto, más naturales y convincentes. Los escenarios, vestuarios, música e incluso la astronomía son remarcables, a pesar del constante sentimiento de lentitud y silencio de la producción.

La película parece al final, el deseo de dirigir y protagonizar una película en la cual te puedes besar con Jonny Depp y estás en la cima del mundo, dejando varios vacíos de paso, un romance enclenque y poco natural.

Cuando escuchamos sobre un “anime de futbol”, es natural pensar en Captain Tsubasa, o tal vez alguna serie de chicos con super poderes que juegan al balón, sin embargo, Blue Lock logra desmarcarse y propone una serie impredecible y divertida.

Esta imprevisibilidad es, en mi opinión, el valor fundamental de esta serie. Lejos de los valores inculcados en la mayoría de series deportivas (trabajo en equipo, amistad, amor al balón…), Blue Lock hace hincapié en la individualidad y la adaptación, una premisa que permite evolucionar a cada personaje de manera diferente, y muestra otra cara del deporte, con un discurso que, aunque exagerado, logra ser convincente.

Esta serie logra captar la atención con pomposas animaciones, diálogos entretenidos y la típica gestual del anime, sin caer en los super poderes o las super exageraciones. Por lo menos las jugadas de la primera temporada mantienen un vínculo con la realidad.

Recomendada.

Si usted es de las personas que cuando va a cine se ríe al unísono en la mayoría de escenas de humor esta película le va a encantar, porque tiene sin fin de escenas que pretenden ser graciosas, incluso más de las que deberían caber 90 minutos. Incluso el reparto y la escenografía no son malos, tiene algunos actores que tienen cierta experiencia y los paisajes pueden llegar a ser "agradables", pero durante toda la película solo pensé en una cosa: ¿Por qué en un país que seguramente tiene directores talentosos casi siempre escogen a los expertos en telenovelas de pacotilla para hacer películas?

Esta serie cuenta con muchos aspectos que podrían llegar hacer pensar que tiene potencial, como personajes variados con diferente personalidad, una jerarquización de las funciones, grupos con su diferente identidad, etc. pero no sabe marcar la linea entre lo serio y gracioso, lo erótico y lo morboso. Y no lo digo en un sentido moral, sino que muchas escenas de tetas (muchas) que pretenden ser algo excitantes terminan siendo monótonas, predecibles y aburridas.