Soy aficionada a los doramas, como se los llama a las series de Oriente. Tienen la virtud de ser cortas, 16/20 capítulos, y mezclan su historia antigua, su vida moderna, sus dioses, sus leyendas. Hay de todo, y para todos. Este dorama ideal para el Día de los Muertos, o Halloween, tiene de todo. Tiene un guión no solo interesante, sino que los efectos especiales lo hacen mágico. Tal vez es especial para los que no perdimos la capacidad infantil que tuvimos hace ya tanto tiempo, y donde volvieron a revivir con Harry Potter, que supieron despertar la magia, los buenos sentimientos, y porque no, eso de ver fantasmas. Para aquellos que les gusta hacer volar la imaginación, con espantosos espectros, con sus conflictos que traen de su vida, y el juicio divino, por las acciones. Debemos recordar que para Oriente, la reencarnación, forma parte de sus creencias culturales.

Me gusto. No esperaba mas que entretenimiento, y lo logró. Relaciones humanas, la frustación de una estafa económica y sentimental, una niña fisurada que añora a su madre, la que perdió entra las drogas, y la prostitución. Cosas que pasan, que no podemos ignorar. No esperaba ver una obra de arte, esperaba entretenimiento. Y por supuesto, un mundo del cual poco conocemos.

En esto de la cuarentena, uno busca como pasarlo con una sonrisa. Y esta película muestra una mujer, de las tantas que uno conoce, que su vida, es estar a disposición de las necesidades ajenas. ¿Y una para cuando? Tal vez, el compromiso que se hace en la boda, de hacer feliz a la persona que se ama, tambien sirve, para amarse a uno mismo. Pensar que cuando empecé a verla, no imaginaba ver la realidad de la vida, tan reflejada. Claro que no todos, tienen la idea brillante, de comprometerse para toda la vida, con uno mismo.

Pense en ver una tonta película pasatista, romántica, y me encontré con una historia verdadera, donde los buenos deseos no alcanzan. No es una película extraordinaria, pero sirve para aprender un poco de historia de un país, donde la pobreza y la esclavitud, es la vida diaria.

Esta serie, al igual que otras que tratan el mismo tema, el autismo, nos permite conocer, como funcionan otras personas, que son diferentes. Y aceptar, estas diferencias. Durante mi infancia y adolescencia, 1950/60, no se veían personas Down, autistas, o todo aquello, que los hacía diferentes. Los escondían. Se avergonzaban de ellos, era causa de malas miradas, por lo tanto, la discriminación era ignorada, porque no se discrimina, "a lo que no existe". Esta serie, muestra distintas personas autistas. No son todos iguales, tampoco son genios todos. Lo que sí todos, merecen nuestra mirada y respeto. Tal vez, así, tambien otros miraran con mas paciencia y empatía, nuestras discapacidades. Porque las tenemos, porque no nos miramos dentro, o porque tratamos que los demás, no se den cuenta. Me gustó esta serie, donde las diferencias de dos mujeres, unidas por la amistad, nos demuestran que puede ser posible.