Me gusta: Una pelicula valiente que se atreve a plantear que la sustancia de la vida también puede ser materia del cine. Poner la vida cotidiana doméstica antes las cámaras puede ser tan fascinante como ilustrar la fantasias futuristas, el melodrama o el triller, (aquello que raramente sucede en la vida real). Sin efectos especiales, (aunque quizá con excesos del travelling) el eje del relato es la vida misma, sus dilemas, sus contradicciones y sus conflictos dentro de un entorno familiar que vislumbra grandes temas globales: debates morales eternos e íntimos. Tramas que abordan las relaciones generacionales, las de género, las de clase, las de raza de manera sutil e impresionista
Un film que desafía las leyes del planteamiento-nudo-desenlace. Una caracterización de personajes verosímiles (aunque con un cuestionable matiz de realismo mágico) Quién dijo que la vida es inane. ¡¡Si Ingmar Bergman levantara la cabeza...........

Una historia universal de amor y de vida narrada de forma original a través de los cinco sentidos (sabores, olores, colores, sonidos, caricias) sin apenas espacios para las palabras. La trama transcurre en silencio desde la óptica de un observador furtivo y ausente que se adentra en la vida doméstica e íntima de una familia.

La cámara profundiza insistentemente a través de ventanas y rejerías (leif motiv visual) en los espacios diáfanos y fragmentados, desbrozando los planos visuales de las salas y estancias donde la vida sucede de manera serena.

Detrás de las rejas, los hombres viven sus vidas como grillos, presos de sus miedos y sus pasiones silenciosas. El observador contempla con curiosidad de zoologo la vida encerrada entre cuatro paredes.

Una película distinta. Notablemente zen.

No se dejen llevar por la impresión de que éstá es (sólo) una película de denuncia o reivindicativa como pretende alguna crítica. Es una maravilla de sutileza, delicadeza e inteligencia. Puede hablarse del tema de la lucha racial, de la lucha social, del sexismo etc, etc, etc. Me quedo con la forma de plasmar lo inefable: el tiempo, el silencio, el misterio, el miedo, la muerte. Lo que me impresiona es el sentido con el que ha captado lo sutil, lo silencioso, lo simbólico, a través de gestos, miradas, pausas y de las cosas que suceden fuera de cámara.

Todo eso que forma parte de la cultura andina en el que la vida y la muerte no son estadios separados y consecutivos sino plenos y simultáneos, ocultos el uno en el otro: un muerto que sigue vivo hasta que sea inhumado, una papa que sigue creciendo después de ser exhumada, una mujer que está medio muerta en vida, unos hechos trágicos que siguen vivos e invadiéndolo todo después de haber finalizado, un piano que sigue resonando después de ser destruido, un obra de arte que se consagra ante el "público" después de haber permanecido siglos latente en la tradición. Todo con el silencio presidiéndolo todo. Insinuándolo todo.

Si esperan algo explícito, dinámico, evidente, es mejor seguir con Hollywood. Lo dicho, una delicia: hacía mucho tiempo que no veía una pelicula equiparable al estilo del Espíritu de la Colmena, de Erice. Ya llegó.

La fórmula perfecta: fotografía preciosista + blanco y negro +banda sonora exquisita + historia de amor + París + actores sexis+ final dramático = éxito total.

Tengo la sensación de que el director hace uso de todos los recursos disponibles para manipularnos emocionalmente sin tener que contar una historia creíble u original. Sí, ya sé, el amor no pasa de moda..............

(Una pena: el arranque de película brillante augura algo original).

Plana......... Inverosimil. El tema es original. Podría parecer una película sobria, como Extraños en el Paraiso, pero cae en la caricatura demasiado amenudo y el formato es demasiado convencional: planteamiento, nudo y desenlace (feliz). Probablemente es un cuento de estética oriental actualizado y como tal, con notables dosis de fantasía. Eso dista 1200 años aprox de ser surrealismo. No tiene nada de malo. (quizá ese sea el problema)