Nunca me creí ese cuento de que el documental es el más objetivo de los géneros cinematográficos. Y esta película nos da la razón.

Está es la historia del denominado robo del siglo que sucedió en Argentina en el año 2006, donde cinco hombres asaltaron un banco sin dejar ningún rastro aparente. La película bien podría confundirse con una ficción basada en hechos reales y no hubiera problema en catalogarla de esa manera. Aunque el director recoge el testimonio de los protagonistas del hecho como cualquier documental tradicional, Gueilburt viste y transforma a los personajes en actores protagónicos. Realiza una puesta en escena con cada uno de ellos y recrea convincentemente los principales acontecimientos del mismo.

Si bien el relato y la estructura del documental es bastante convencional, este se ve enriquecido por el desbordado ego de algunos de sus protagonistas quienes no ven esta aventura como un simple robo sino como una obra de arte. Se agradece, asimismo, que no haya pecado de los excesivos diálogos o monólogos a los que usualmente se enfrenta el género del "True crime". La película se toma su tiempo para la reflexión, la pausa, gracias a su decisión de ficcionar al mismo estilo del género del thriller o el policial. No es casual que en una de las primeras escenas veamos al protagonista con unas sobreimpresiones en su cuerpo de imágenes proyectadas de clásicos del cine de asaltos, como "La jungla de asfalto" de John Houston, entre otros.

Queda claro que este "documental" demuestra que el género no tiene límites para desarrollarse y afrontarse de maneras diversas y novedosas. Como en muchos otros casos ya no es suficiente la película de ficción para agotar un tema o idea. Hay tantos puntos de vista como personas en el mundo. Y mientras esas miradas sean inteligentes, originales y honestas los espectadores siempre lo agradeceremos.

Por Leonardo Sagástegui - La última butaca a la izquierda

Desde las primeras escenas empezamos a sospechar por donde va ir la historia. Esto no es casual. El director pretende a través de estas pistas hacerle morder el anzuelo al público. Nada de esto estaría mal si no es por que en las secuencias finales se dedica a manipular de una manera desvergonzada al espectador.
Sin ningún reparo o cordura por mantener un relato medianamente inteligente Anderson se empeña en dar falsas pistas en donde lo único que parece importarle es la sorpresa por la sorpresa misma. Demás esta decir que darle algo de coherencia al personaje principal no estaba entre sus prioridades.
Con esta película me sucede algo similar a lo que me paso cuando leí Psicosis de Robert Bloch. Los que la hayan leído sabrán a que me refiero.
Me animé a ver esta película por una recomendación que vi en redes sociales. Está claro que al común de la gente le pueda emocionar sus giros inesperados, pero me pregunto: ¿Cuántas películas de esta clase tendrían que llegar a ver para que se den cuenta de lo cansado, repetitivo y falso que pueden llegar a ser este tipo de films.

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Aj Zombies es la adaptación de una serie de episodios transmitida vía web en el 2014 dirigida por Daniel Martín Rodríguez. La serie tuvo tan buena acogida que fue comprada por Canal + de Francia y fue nuevamente grabada bajo sus estándares de producción. La película en cuestión vendría a ser la unión de dichos capítulos convertidos en un largometraje de 80 minutos.

Aquí se cuenta la historia Claudia y Felipe en una Lima que es invadida por un virus que convierte a las personas en Zombis hambrientos de carne humana. Claudia es una chica de clase acomodada recién comprometida y Felipe es un joven universitario hijo de la empleada de hogar en casa de Claudia. Ambos se conocen desde pequeños y notamos desde un inicio la atracción que siente Felipe hacia Claudia.

Como la película es episódica. Han conservado los mismos capítulos de la serie original y por ello notamos como si las secuencias han sido pegadas sin un buen sustento narrativo. A través de los episodios vamos conociendo a los otros dos personajes que se unen a nuestra pareja protagónica. Pero son ensamblados de manera poco convincente y forzada en la historia principal.

Las actuaciones principales y de algunos secundarios están bien trabajadas. Principalmente la de Miguel Iza que durante toda la película está borracho y maneja muy bien el timming de sus diálogos. También se destacan los dos protagonistas Emílram Cossío y Anahí de Cárdenas. Sin embargo los Zombis denotan ciertas fallas en algunas escenas donde se supone que son muertos, pero se les ve que respiran como la escena del atropello en la carretera de un conocido youtuber, que dicho sea de paso no aportó nada en el avance de la historia principal. Y aquí radica el principal problema de la película. No sabemos a donde va, y si en un momento de la historia nos dicen que se están dirigiendo a la casa de la mamá de la protagonista. Los motivos que llevan a esta decisión no están fuertemente sostenidos. Sí, es una comedia con toques de absurdo, pero no por ello se puede ir de escena en escena sin saber para que continua la película simplemente porque los actores hacen o dices cosas divertidas y en algunos momentos ni eso.

No se que tan trabajado fue el concepto del maquillaje de los zombies pero los noté en su mayoría demasiado pálidos, más que zombies parecían payasos mal maquillados pues exageraron el tono blanco en sus rostros.

La película llega al final con pocas fuerzas, casi sin físico y alentada principalmente en lo delirante de algunas escenas y diálogos. Los personajes principales debido a su tratamiento de lo absurdo, nunca los sientes en peligro y si estuvieran en ese caso tampoco te daría mucha pena que les pasara algo. A pesar de ello es una propuesta original para nuestro cine que en un futuro debe ser mejor trabajada no solo como serie de episodios sino también como un largometraje pensado como tal y no un pegado de secuencias sueltas.

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La vi solo porque soy de Perú, pero sinceramente ni por eso me llego a entusiasmar en ningún momento. Imagínense lo poco que le debe emocionar a espectadores de otros países. Este documental sobre la clasificación de Perú al mundial de fútbol de Rusia 2018 carece de un personaje con el cual nos podamos identificar emocionalmente. No sabemos si es el equipo mismo, los hinchas que viajaron hasta el mismo lugar o los hinchas que se quedaron en su país. Lo percibí como un pegado de escenas extraídas de diferentes fuentes que no me decían o aportaban mucho en lo que se contaba. A esto añadir la forzosa y manida introducción de secuencias de niños de Chincha, de mujeres de la sierra del Perú jugando fútbol o de comunidades nativas escuchando las incidencias de los partidos por radio. En fin. Si quieren saber como se hace un documental por puro compromiso he aquí Contigo Perú.

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Prey, rescata una franquicia que estaba abandonada a su suerte. En este caso a su mala suerte. Desde su aparición en el cine, en el año 1987 de la mano de John Mc Tiernan la saga fue decayendo a niveles más que lamentables. Por suerte apareció Dan Trachtenberg para colocar al alienígena rasta en el lugar donde siempre debió estar.

En esta nueva entrega de la saga rinde, a su modo, un homenaje al film original. Esto principalmente por la sencillez de la historia que nos relata. La historia transcurre 300 años en el pasado, en las solitarias llanuras de Norteamérica. La joven protagonista Naru, una hábil guerrera de la nación Comanche está decidida a demostrar que puede ser una cazadora tan o más feroz que los hombres más osados de su tribu.

Ante una nueva amenaza contra su comunidad, los mejores cazadores se disponen a capturar lo que ellos creen es una bestia salvaje. Sin sospechar que serán ellos los que irán cayendo uno a uno ante el Depredador llegado de otro mundo.

Pero no. Prey no es una copia de la película original, sino un homenaje a esta. En primer lugar por la sencillez de su argumento principal. Esto es una ventaja pues no pierde el tiempo en argucias o giros de guión tirado de los pelos y nos hace concentrarnos en el personaje principal y los dilemas que se le presentan. Es el típico viaje del héroe, en este caso heroína, que debe pasar por diversos retos que debe superar con las habilidades que posee.

En segundo lugar, la película maneja de manera acertada todo el aspecto del sonido. Banda sonora, efectos de sonido que te integran y refuerzan lo que viven los personajes. El sonido del depredador nunca me dio tanta angustia desde su primera aparición en pantalla grande.

Sin embargo, no todo es digno de aplauso en esta nueva entrega. Este Predador se nota más evolucionado que el que peleó contra Arnold Schwarzenegger en el siglo XX. Me pregunto cómo es que involucionó y sus armas no eran tan avanzadas como este de hace 300 años. Este y algunos otros detalles hacen que la película no sea tan redonda como hubiéramos querido que sea, pero después de tantos desaciertos y decepciones con los filmes anteriores agradecemos verdaderamente la aparición de esta obra que rescata la esencia del personaje y en definitiva del buen cine en general.

Por: Leonardo Sagástegui - La última butaca a la izquierda