A pesar de que al principio pueda parecer un poco lenta la película, merece la pena verla, ya que el director ha sabido captar entre lo banal y lo mundano, la esencia de tantos pueblos durante los meses estivales.
La primera parte de la película capta a modo de documental, la idiosincracia de los pueblos en el mes de agosto, junto con la realización de una película con cierttos problemas de producción. Mientras que en la segunda parte la trama se sitúa en la relación entre Helder y Tania, dos primos que protagonizan una historia de amor, y los problemas que supone con el padre de Tania, que se ve influenciado por la desaparición de su mujer en circunstancias sospechosas.
El film realiza paralelismos que se cruzan en la película entre diferentes historias y situaciones, que quizá puedan llegar a confundir al espectador, llegando a confluir en la relación amorosa, que sabe captar la esencia de lo fugaz y mágico que sólo perciben aquellos que han vivido un amor de verano. Película regada con música de orquestas típicas de verano y situaciones hilarantes que hacen que merezca la pena mantenerse pegado al asiento hasta el final.