No sé porqué todo lo que se hace en este país tiene que hacerse a imagen y semejanza de las superproducciones americanas, que acaban por restarle rigor y seriedad a incluso una serie de ficción. La diferencia con las producciones americanas es que nosotros les metemos diálogos casposos que no tienen ni pies ni cabeza y ni mucho menos, vienen a cuento. Diálogos desfasados, personajes pasados de rosca (Tokio y Río insufribles), actores forzados pero con un guión entretenido y una aceptable banda sonora. En los 80 hubiera sido una gran serie.

Visto desde fuera, Harlan Coben y Dan Brown bien podría haber coincidido en algún taller barato de literatura que sentara las bases de tan simétricos estilos literarios. Lo que ocurre cuando llevas a la pequeña pantalla obras tan simplistas y vacías de contenido es "El Inocente".

El fuerte aroma a rancio se complementa con giros de guión tan inesperados como incoherentes e inconexos. Una y otra vez, el director nos expone a ridículas situaciones a las que es mejor rendirse antes que buscarle una explicación. Todo ello aderezado con pésimas actuaciones que no dejan de confirmar las horas bajas en las que se encuentra el cine español. Ni si quiera titanes consagrados del tamaño de Coronado logran que el espectador se crea a unos personajes embutidos, capítulo tras capítulo, en una espiral sin sentido en el que el único objetivo es que nada sea lo que parece.

"Una y otra vez" podría ser perfectamente el título de la banda sonora de este nuevo esperpento de nuestro cine. El cine español sigue cayendo en el error de la inversión de películas fatales, en una prueba más de que nuestro arte se hunde sin esperanza. Un guión patético, sin rumbo definido en el que las escenas se repiten sin cesar. La ñoñería supera los límites de la realidad, el patetismo se hace tangible desde el primero momento. Chistes que aborrecen al espectador y diálogos explotados hasta la saciedad en la pantalla. Han tenido suerte de que los videoclubs estén en peligro de extinción porque, en otros tiempos, es ahí donde habría ido a parar este atentado visual.

Ejemplo perfecto de como una gran idea puede ser dinamitada por una pésima producción y guionistas requemados. Por suerte, o por desgracia, los actores y directores no lo son todo en el mundo del cine. Benditos Pacino y Alonso que con su toque de frescura hacen que merezca la pena verla.

Había una buena historia detrás y un par de buenos actores que hacían prometer una peli entretenida. Sin embargo, una vez más el cine español hace aguas. Personajes que entran y salen de la historia sin aportar nada a la trama, escenas de sexo y alcohol tan gratuitas que, por momentos, me hacen recordar a esas viejas películas italianas que contaban las historias de Jaimito en telecinco. Y si...Jaimito es interpretado por Arón Piper.