Una película difícil de ver, por momentos desagradable, seguramente muchos acostumbrados a un cine más tranquilo no puedan ni terminar de verla. Sin embargo es el estilo que disfruto más. No me decepcionó para nada el papel que interpretó Dakota Fanning, como siempre demostrando que es una excelente actriz, una de las mejores, en un Hollywood lleno de modelitos sin expresión ni talento actoral.
La historia gira en torno a una chica en el sur de Estados Unidos a mediados del siglo pasado. El film va mostrando un ambiente de pobreza, discriminación y religiosidad, típico de esa región. El pecado y el deseo son temas reiterativos en la trama, mezclados con el miedo y un destino desgraciado desde la perspectiva de una chica preadolescente.
En síntesis termina siendo una buena película para los que disfrutan ver personajes al limite de realidades terribles.

Es una película buena, pero nada más. La actuación de Sara Michelle Gellar es aceptable, ya en Buffy había hecho un papel parecido “Normal again” (temporada 6, capítulo 17). No hay mucho más, el resto es un mensaje simple, predecible, que a los que gustan de leer a Coelho no les va a desagradar.

10 Moisés y Aarón fueron a ver al faraón y cumplieron las órdenes del Señor. Aarón arrojó su vara al suelo ante el faraón y sus funcionarios, y la vara se convirtió en serpiente. 11 Pero el faraón llamó a los sabios y hechiceros y, mediante sus artes secretas, también los magos egipcios hicieron lo mismo: 12 Cada uno de ellos arrojó su vara al suelo, y cada vara se convirtió en una serpiente. Sin embargo, la vara de Aarón se tragó las varas de todos ellos. 13 A pesar de esto, y tal como lo había advertido el Señor, el faraón endureció su *corazón y no les hizo caso.

La vara se usaba para medir, simboliza el deseo del hombre por medir todo, discutir, argumentar. Aunque el argumento se gane, aunque la serpiente que sale de la vara de Aaron se coma a las demás no les revela la verdad a las personas. "el faraón endureció su *corazón y no les hizo caso". Dios es vida, Dios no está en la discusión sino en la creación, no está en el árbol del conocimiento del bien y del mal, sino en el árbol de la vida. No está en nuestros argumentos sino en lo que podemos darle de Dios a los demás.