1º- No hay críticas, o por lo menos no de mención sobre la película - en nuestro país-, porque la mayoría, críticos incluidos, sólo les llama la atención la vieja desdentada, o el increíble atractivo sexual del nieto.
2º- La película trata de la Gran Depresión, por supuesto, y lo hace en clave de metáfora, donde uno, el que se muere, o más bien se quiere morir, llevaba toda la vida trabajando para tener lo que tienen, o lo que ha perdido, otros sólo quieren tirarse a los más jóvenes y los más jóvenes conseguir dinero para hacer lo que desean hacer.
3º- Como metáfora no es que sea muy complicada, es más, para ser una película hecha en 1995, en medio de la anterior crisis económica, de la que, por cierto, nadie aprendió nada, como nadie aprendió nada del crac, o de la recesión de mitad/final de los sesenta, o de esta crisis en la que estamos y que, parece evidente, seguirá repitiéndose ad infinitum en ciclos en los que los más viejos seguirán sin saber para qué se han estado rompiendo los cuernos, los de en medio envidiando a los más jóvenes por eso, porque lo son, y viendo a los viejos como una forma de sacar lasca, y los jóvenes sólo querrán dinero para lo que les venga en gana.

Eso sí, a lo peor resulta que la metáfora que hace Foley sobre el guión de Stefano es demasiado blanda, o que lo blando sea las meninges de los que la vean, todo es posible.

Una cosa más... sólo por ver el papelón que se mete Al Pacino vale la pena verla y si, además, quien la ve intenta hacer mover sus neuronas - no haga caso del chirrido, es lo que suele pasar cuando uno no usa la maquinaria, que luego a esta le cuesta trabajar-, hasta verá cierta penosa similitud cotidiana con esta metáfora de los tiempos modernos, o no tan modernos.

Es tan penosa que sólo me molesto en criticarla para que ningún pardillo pierda parte de su vida viendo semejante bodrio.

La dirección es tan penosa como la película y al productor deberían colgarlo por sus partes pudentas.

Sólo puedo imaginarme que alguien haga una crítica favorable si le pagan, y aún así yo no dormiría tranquilo.

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Es una de esas raras películas en las que el guión, sin ser gran cosa, que no lo es, tiene los actores perfectos para cada uno de los personajes, y esos actores convierten esa película, que no tiene un gran guión, en una gran película.

Merece ser vista, y además más de una vez.

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