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Críticas de Uno de los vuestros
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Críticas 10
Críticas ordenadas por utilidad
7
4 de diciembre de 2013
17 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Heli no es una película más sobre el régimen del terror de los narcos y su guerra contra la policía y el ejercito mexicano. Heli no cuenta historias de mafiosos que manejan ejércitos de sicarios con actitudes frías y chulescas. Heli no tiene lucecitas, putas, lujos, cocaína esnifada, mujeres guapas que rodean al Jefe del cartel de Sinaloa, coches lujosos, guerra de mafias, tiroteos interminables…
Heli es una historia de niños y jóvenes que han tenido que madurar con urgencia para sobrevivir, de amores con huída hacia delante, de explotados, de chabolas, de terror y silencio.

Amat Escalante, conecta con Los olvidados (Buñuel, 1950) en el retrato de la vida de los habitantes de un poblado sin alma que subsiste del precario empleo de la fábrica de ensamblaje de coches o de ocupar los escalones más bajos del negocio de la droga. Beto de 17 años, enamorado de Estela, 12 , planea la huída de su reducido universo de la única manera posible en ese territorio hostil, el mercadeo de droga sustraída, lo que le va a provocar dramáticas consecuencias a ellos y a su entorno familiar.

El mérito de Escalante es lograr desde el primer momento hacerte prisionero, intencionadamente, de las impactantes imágenes de su film. A primera hora de la mañana, por una carretera poco transitada, una camioneta trasporta dos cuerpos inertes escoltados por siniestros matones. El matón marca la huella de su bota en el rostro ensangrentado del joven herido tumbado en la caja de la furgoneta. En una rápida maniobra detienen el vehículo debajo de una pasarela de peatones que cruza la carretera. Los sicarios descienden rápidamente con uno de los cuerpos y lo cuelgan del puente para escarmiento y advertencia pública. Esto que parece un lugar común en todas las películas de narcos mexicanos, en esta película suena a verdad, a un ejercicio honesto por contar la cruda realidad desde el inicio y de emplazar al espectador a compartir el punto de vista de los protagonistas que viven el problema desde una dimensión diferente a la del estado, la policía y los narcos
Uno de los vuestros
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7
9 de marzo de 2013
16 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
En las maravillosas y salvajes playas de arena que bañan la costa de Kenia, jóvenes y atléticos negros esperan pacientemente, detrás de una una cuerda, a las orondas turistas tumbadas en las hamacas y dispuestas a refrescarse después de tomar el sol. Pero una vez franqueada la separación impuesta para salvar del acecho de los jóvene a las “sugar mamas”, se abre el mercado y todo se vende y se compra…

El “turismo sexual de abuelas” prolifera en las playas keniatas, una de cada cinco mujeres de países ricos que acuden allí lo hacen en busca de sexo. El pirómano Ulrichs Seidl se aleja de los lugares comunes de esta práctica de ocio perversa y retrata con su habitual mirada turbadora, libre y punzante una realidad que pretende ser mostrada sin rigideces. La pobreza, el interés, la soledad, la necesidad de sentimientos vitales como el amor, la felicidad, el cariño, se muestran con crudeza y tristeza. Ulrich rueda amalgamando cine de ficción y documental, con potentes imágenes de una realidad dura y nos hace reflexionar sobre dualidades que se difuminan hasta hacerse una sola, rico-pobre, amor-sexo, explotado-explotador, juventud-madurez, alegría-tristeza, risa-llanto. Pero siempre sin dogmatismos
Uno de los vuestros
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7
10 de marzo de 2014
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
El gigante egoísta es la primera película de la directora Britanica Clio Barnard. Su obra es una revisión, inspirada en la realidad, del cuento con el mismo título de Oscar Wilde.
En la reinterpretación de la fábula de Wilde, el jardín del gigante donde juegan los niños es ahora una chatarreria, en la que su propietario, el egoísta Kitten, se relaciona con adolescentes que buscan satisfacer sus necesidades trapicheando con el cobre y la chatarra, o cuidando y montando los caballos a los que es aficionado el chatarrero. Al igual que en el cuento de Wilde, un suceso dramático desencadena un cambio de actitud en la relación de explotación que une a Kitten con los dos jóvenes protagonistas.
La película dibuja un retrato sincero, conmovedor y debastador de la amistad entre dos adolescentes, Arbar y Swifty, enmarcada en una trama social que recuerda a la filmografía de Kean Loach, donde las familias desestructuradas y la falta de respuesta de las instituciones constituyen el paisaje donde se mueven sus personajes.
Los niños, Conner Chapman –el hiperactivo Arbar- y Shaum Thoms –el reflexivo y simpático Swifty-, en su primer trabajo para el cine, realizan una magnífica interpretación en las que sus papeles, tan diferentes, se complementan perfectamente a lo largo de todo el film.
Uno de los vuestros
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7
22 de octubre de 2013
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mi pasión por el cine francés me llevo a ver la película La hija del Pocero, de la que no tenía referencias; sólo conocía al director, Daniel Auteuil, pero en su faceta de actor (Cache, Los ladrones, Mamá, hay un hombre blanco en mi cama, El manantial de las Colinas…).
Éste melodrama se sitúa al comienzo de la Primera Guerra Mundial, en una pequeña población de la Provenza marcada por el ambiente rural, las clases sociales, y un código moral muy estricto al objeto de salvar “la honra” y “la dignidad” de las mujeres y familias.
En su debut como director, Auteuil, trata el argumento con una trama sencilla que desarrolla con una naturalidad plagada de reflexiones sobre la moral y la conducta, aportando a esta nueva versión de La fille du puisatier, una ligera pincelada de humor e ironía que, en mi opinión, da al film un aire actual que permite al espectador una mejor visión de esta revisión del film original de 1940 del novelista y cineasta francés Marcel Pagnol.
Auteuil conoce el territorio en que se desarrolla la acción, el mundo campesino, los códigos morales de la sociedad rural de la época y las relaciones entre las clases sociales y además utiliza la cámara para darle protagonismo al paisaje en el que rueda.
Para terminar comentar que La hija del pocero guarda muchas similitudes con El manantial de las colinas, dirigida por Claude Berri en 1986 y basada también en una novela de Marcel Pagnol. Tengo un maravilloso recuerdo de la película de Berri, en la que, como ya he comentado, ya interviene como actor Daniel Auteuil, interpretando a un desaliñado campesino tosco y simple.
Uno de los vuestros
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9
6 de noviembre de 2011
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo cierto es que en otoño, como los mejores robellones de la sierra de Mariola, aparece en la cartelera el mejor cine del año. En un mes he visto El árbol de la vida, El niño de la bicicleta y Melancolía; muchas delicatessen juntas comparadas con la abundante comida grasienta y zafia a la que nos tienen acostumbrados las salas de cine durante el verano. Luego tenemos que aprender, es mejor hacer dieta en verano y dedicarse a disfrutar de la playa, la música y de buenos libros.
Otra gran tarde de cine, esta vez gracias a Lars Von Trier y su película Melancolía con su maravillosa banda sonora, el preludio de Tristán e Isolda de Richard Wagner.
Voy a intentar contar lo que sentí viendo y escuchando Melancolía. He de decir que la película se me hizo corta, señal inequívoca de que me ha resultado entretenida, y que te metes de lleno en la historia. Nada más comenzar suena una melodía sinfónica que se repite a lo largo de toda la película y de la que sólo logro reconocer a su autor pero no consigo ponerle nombre (la confundo con el Holandés Errante, pero al momento lo niego) y así paso un rato que me impide concentrarme en la película pero la disfruto igual. También en la primera secuencia me quedo atrapado con la mirada de Kirsten Dunst para transportarme seguidamente al universo Malick de El árbol de la vida.
Siempre me ha resultado curioso, como las secuencias cómicas no producen ninguna reacción en el público cuando se trata de cine dirigido por directores-autores catalogados de serios y profundos. La secuencia de la Limusina kilométrica llevando a los novios al banquete nupcial seguro que produce mil risas si la rueda Blake Edwards o Billy Wilder, pero Von Trier, Buñuel, Bergman, etc. “estos no tienen sentido del humor...” Se supone que si cuentas una historia “seria” no hay gracia que valga. Pues bien, yo también me reí durante la película, en concreto durante la boda de Justine. También sentí tristeza al ver a la protagonista absolutamente torturada por su bipolaridad. La inquietud igualmente apareció, mucha inquietud, en la segunda parte de la película protagonizada esta vez por Claire, par mí mejor que la primera, pero sobre gustos los colores. Percibí, sobre todo, mucha satisfacción por haber disfrutado de mi tiempo y por tener la suerte de pasar una maravillosa tarde de cine. Ahora sólo queda comerme un buen plato de robellones a la plancha con una cerveza.
Espero no confundir a nadie. Aconsejo que el que no conozca el cine de Lars Von Trier al menos se informe de lo que ha hecho y de lo que va a ver, ya que los sentimientos, pasiones y emociones son de cada cual. Por tanto lo que yo haya podido percibir es sólo un desahogo y no pretende dirigir o influenciar a futuros espectadores dudosos, tan sólo, repito, ha sido una distracciónn. Sólo he pretendo compartir mis emociones.
Uno de los vuestros
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