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España España · Murcia
Críticas de Cimmerio
Críticas 5
Críticas ordenadas por utilidad
10
19 de enero de 2009
52 de 56 usuarios han encontrado esta crítica útil
Personalísima adaptación de las andanzas del personaje creado por Robert E. Howard, esta película de John Milius es una joya incomprendida e infravalorada, seguramente, por encuadrarse en el maltratado subgénero de la fantasía heróica, del que es posiblemente su mejor exponente. En ella se narra la trayectoria vital de Conan, un habitante de Cimmeria durante la remota Era Hyboria, desde la aniquilación de su pueblo por parte de la secta del Culto de la Serpiente cuando es tan sólo un niño, hasta su etapa adulta, cuando la sed de venganza guía sus pasos.

Si por algo esta película merece un sitio de honor en la estantería de cualquier cinéfilo desprejuiciado es porque, además de ser un producto de aventuras perfectamente cuidado estética y técnicamente, se trata de una obra sumamente compleja bajo su aparente sencillez. Con un guión pasado por el prisma nietzscheano desde el primer minuto de metraje, la vida de Conan es un canto constante a la individualidad bien entendida, al pensamiento propio alejado de dogmas, representados aquí por el autoritario Thulsa Doom, semidios líder del Culto de la Serpiente y artífice de las penurias del cimmerio, e incluso por la figura del padre de Conan, que le transmite las enseñanzas propias de su gente (ver spoiler, si se ha visto la película).

Mención especial merece la inolvidable banda sonora creada en estado de gracia por el fallecido Basil Poledouris. Una obra magistral poderosa, contundente, emotiva y épica, que se fusiona con las imágenes del film en una simbiosis audiovisual pocas veces concebida.

Si a ello sumamos la impagable actuación de James Earl Jones como el malvado y retorcido Thulsa Doom, la elección de Schwarzenegger como protagonista principal, cuyo portentoso físico y pobres dotes actorales casan a la perfección con el personaje del bárbaro, y la dirección sólida y sin concesiones de John Milius, tenemos una película de obligado visionado, cargada de significado para el que sepa leer entre líneas, pero que funciona también como mero y salvaje entretenimiento. Imprescindible.
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Cimmerio
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8
5 de enero de 2009
30 de 35 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sin duda, al menos para el que esto escribe, esta es la mejor y más fiel adaptación de la excepcional novela de Richard Matheson "Soy Leyenda", en la que se cuenta el día a día de un hombre que, al parecer, se ha convertido en el último humano en un mundo de no-muertos.

La mejor precisamente por la fidelidad que muestra en todo momento al libro en que se basa, muy al contrario de las posteriores adaptaciones que se han realizado sobre el tema: "El último hombre... vivo", con Charlton Heston como protagonista, y sobretodo, "Soy Leyenda" con Will Smith como el atormentado Robert Neville. Mientras que en esta última se pierde por completo la esencia del libro, fantásticamente reflejada en su título (por lo que no deja de ser irónico que sea la única de las adaptaciones que lo mantiene como propio), la que nos ocupa la captura a la perfección, dando lugar al igual que aquél a una interesante reflexión acerca del concepto de normalidad y lo relativo de la verdad.

Con un presupuesto nimio en comparación con sus predecesoras, esta película narra de manera muy efectiva la soledad del protagonista, Robert Morgan (Neville en la novela), en este mundo post-apocalíptico y desolado. Cabe destacar el trabajo de un Vincent Price comedido en ocasiones, visceral en otras, reflejando la neurosis de un hombre que ha de lidiar con el hecho de no poder hablar con nadie y enfrentarse solo a los fantasmas de su pasado en las interminables horas que separan el crepúsculo del amanecer, cuando los vampiros rodean su refugio sedientos de su sangre.

Si bien es verdad que los nosferatu que aparecen en el film resultan algo ridículos a día de hoy, lo cierto es que están ahí, son palpables, no como en el mencionado film del medias tintas Francis Lawrence, en el que los monstruitos en cuestión parecen monigotes de chicle saltinbanqui abriendo la boca hasta la altura del ombligo cual momia sommersiana dirigida a adolescentes pixel-adictos de estomago conformista.

No deja de resultarme curioso que el propio Richard Matheson rehusase, tras ver el montaje final de esta primera adaptación, aparecer en los créditos como guionista alegando falta de fidelidad a su obra, sabiendo que sí dió su completa aprobación al "Soy Leyenda" de Lawrence, cuyo parecido con el original brilla por su ausencia...

En fin, que aún con sus limitaciones, el paso del tiempo, y algunas ligeras variaciones con respecto al texto (más de forma que de fondo), esta "El último hombre sobre la Tierra" es una muy recomendable película de terror apocalíptico y, por el momento, la mejor opción para ver en imágenes la historia ideada por Matheson. Así que si les gustó el libro, no se la pierdan, su mensaje permanece intacto en ella. Y si no lo han leído... léanselo, y la amarán al tiempo que odiarán el churro protagonizado por Smith (cuya actuación es lo único salvable, por otra parte).
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Cimmerio
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10
2 de febrero de 2009
14 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Por qué? Por su guión: redondo. Por su planteamiento: brillante. Por su montaje: perfecto. Por su música: emocionante. Por sus actuaciones: memorables. Pero, por encima de todo, porque nunca he disfrutado tanto y tantas veces con ninguna otra película.

La vi cuando tan sólo contaba con 5 años de edad, en una proyección escolar para padres e hijos. Y en aquél entonces me impresionó más que nada el monopatín de Marty Mcfly, hasta el punto de que mi madre tuvo que rebuscar en todas las tiendas de juguetes de la ciudad para dar con uno (en 1986 aún no eran muy frecuentes en España). Pero, de algún modo, aquél primer visionado dejó una especie de impronta cinematográfica en mí, tornándose en fascinación cuando la volví a ver unos años más tarde en televisión en una sesión navideña de cine.

Porque, más allá de su encomiable capacidad de entrener, de la simpatía que me despertaban el atolondrado Marty y su chiflado y entrañable amigo Doc, de su inigualable máquina del tiempo en forma de DeLorean y de sus memorables secuencias cómicas, había algo en ella que me resultaba (y me resulta) inevitablemente atrayente. Una brillante historia de viajes en el tiempo cuyas causas, implicaciones y paradojas encajaban unas con otras con la precisión de un reloj suizo, y que estimulaban mi imaginación como pocas cosas lo habían hecho hasta ese momento, llevándome a analizar una y otra vez la lógica de la continuidad espacio-tiempo del argumento tras cada visionado.

Pero esto por sí sólo no la convertiría en la gran película que es de no ser por su mejor punto fuerte: aunar su inteligente planteamiento de ciencia-ficción con una estupenda delineación de personajes, en la que destaca, por motivos obvios, la emocionante relación de amistad a través del espacio y del tiempo de sus dos protagonistas, Marty McFly y Doc Brown.

Por todo ello y por muchísimas cosas más que no acierto a expresar con palabras, esta es una de esas películas que me han hecho amar el Cine. Así que gracias Marty, Doc, Michael J. Fox, Christopher Lloyd, Robert Zemeckis, Bob Gale, Alan Silvestri y Steven Spielberg. Gracias.
Cimmerio
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8
21 de enero de 2009
14 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Desde que vi esta entretenidísima película allá por el año 1997 o 1998, en repetidas ocasiones me ha asaltado una pregunta: ¿qué pasaría si el diablo, ataviado con la jeta, el carisma y la cavernosa voz de Al Pacino (tanto la original como la del inconfundible Ricard Solans), se me presentase dispuesto a comprar mi alma?...

... pues que se la vendería por un mísero paquete de pipas, oiga.

Y es que además de la estupenda ambientación, el acertado diseño de producción y un quión repleto de tópicos pero efectivo gracias a la acertada realización de Hackford, si por algo disfruto como un niño con un juguete nuevo con esta película es por la actuación de ese monstruo de la interpretación que es Al Pacino.

Y es que el tito Al está en este film en su auténtica salsa: la del ser más perversamente manipulador, ególatra y tentador de cuantos haya interpretado (con permiso de Michael Corleone). Un papel hecho a su medida y que muchos han tachado de pasado de vueltas, de histriónico en demasía. Y yo pienso: sí, un auténtico atracón de Pacino... ¡qué gustazo!

A destacar también la interpretación de Charlize Theron en un papel nada fácil, que bien hubiese podido resultar en una actuación ridícula y forzada, pero que resuelve con dolorosa naturalidad. Keanu Reeves está correcto en su papel de vanidoso abogado, cegado por la ambición y de moral aparcada. Y no podemos olvidarnos de Connie Nielsen, seductora como nunca más lo ha vuelto a estar. Tal es así que, uniéndose al diabólico Pacino en su tentadora oferta, me haría venderle mi alma regalándole yo el paquete de pipas con el que respondía a la pregunta del comienzo.

Por lo demás, una película de terror in crescendo que comienza mostrándonos una confortable y acomodada realidad para, lentamente, desmoronarla pedazo a pedazo al igual que hace el Maligno con la cordura del personaje interpretado por Reeves, en un auténtico descenso a los infiernos que le mostrará su lado más oscuro y desconocido.

Como último apunte señalar que, leída la novela en que se basa, puedo afirmar sin temor a equivocarme que es este uno de esos pocos casos en los que la adaptación es mucho, pero que mucho mejor que el original, que se pierde en multitud de descripciones y desemboca en un final incongruente y precipitado.

Y ahora siéntense, póngase cómodos y disfruten del espectáculo. Como dice el señor Milton, tan sólo deben dejar a un lado ese pesado saco de piedras...
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Cimmerio
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8
20 de noviembre de 2008
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Gran adaptación del poema épico anglosajón "Beowulf", que relata las hazañas de este guerrero gauta en su lucha contra el demonio Grendel y su despiadada madre. Sin embargo, con películas en sus retinas como la de los 300 maromos repartiendo leña frente a 10.000 salvajes, aquellos que buscan el mamporro molón en cada nueva escena tal vez vean en la nueva producción de Robert Zemeckis un relato que se queda corto frente a sus expectativas.

Por el contrario, se trata de un film que dosifica sus espectaculares secuencias de acción de forma inteligente y siempre al servicio de la historia que quiere contar. En este sentido, estamos ante una película sólida, adulta y coherente, narrada con pulso por un director que ha decidido hacer las menos concesiones posibles al público más joven y que opta por un camino nada fácil y, cuanto menos, valiente: desmitificar el mito. Y es en este proceso de desmitificación donde los guionistas, Roger Avary y Neil Gaiman, con grandes dosis de cinismo y mala leche, hacen grande al personaje, dotándolo de una humanidad de la que carece el Beowulf del viejo cantar en el que se basa la película. En lugar de abogar por su perfección (¿qué mérito puede tener ser perfecto?), remarcan sus puntos débiles y le otorgan la heroica y difícil capacidad de asumir las consecuencias de sus actos y enfrentarse a ellas, aunque el camino para lograrlo se prevea duro y tortuoso. De este modo, se nos ofrece la historia “real” tras el poema, los matices que éste pasa por alto y que hacen remorder la conciencia del héroe cada vez que ha de escucharlo en los confines de su propio reino, para mayor gloria de su figura.

Desde mi punto de vista el aspecto más discutible de la película es la decisión de realizarla con personajes generados por ordenador. ¿Podría haberse hecho igual de bien con actores reales? Posiblemente sí. De todos modos el resultado visual obtenido es más que satisfactorio, con algunas escenas de un realismo muy logrado. Además, siempre quedará el consuelo (un poco friki, eso sí) de pensar que el rostro de Beowulf es único: no podrán verlo en ninguna otra producción. Es el suyo. Es el rostro del héroe. Porque, a diferencia del resto de actores que prestan a sus dobles digitales cara, voz y curvas (no se pierdan a la Jolie en pelot... píxels), Ray Winstone se parece al protagonista como Cañita Brava a Pierce Brosnan. O sea, nada.

En definitiva, Zemeckis nos ofrece un relato sencillo y honesto, pero no por ello menos espectacular, sobre la ambición, la debilidad y la valentía. Todo ello unido a la magnífica banda sonora orquestada por el gran Alan Silvestri, y en especial el tema de Beowulf (una marcha coral contundente que es de lo mejorcito en temas épicos que he escuchado en los últimos años), hace de ésta una experiencia épica digna de ser vista y disfrutada.
Cimmerio
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