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España España · A Coruña
Críticas de ZetaZero
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Críticas 13
Críticas ordenadas por utilidad
7
28 de julio de 2019
9 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Al igual que sus anteriores partes, Golden Wind es una serie protagonizada por un grupo de usuarios de Stand que viven todo tipo de aventuras disparatadas en su meta por acabar con un enemigo común al grupo. En esta ocasión, se trata del misterioso jefe de la pandilla Passione, cuya identidad es un enigma que deben descubrir progresivamente mientras se hacen cargo de secuaces y traidores. En este sentido, la trama no se distancia mucho de las series anteriores, ya que los principales antagonistas se mantuvieron escondidos hasta cerca del final en sus respectivas partes.

Una de las principales razones por las que la gente adora la obra de Araki son las ocurrencias y situaciones extravagantes y singulares que se narran en ella. A un desconocido le parecerían alienígenas y a otros tantos escenas propias del surrealismo de Dalí. Sin duda, hay que tener una imaginación desbordante para idear escenarios, poderes e individuos tan variopintos. Su originalidad está presente en casi todos los aspectos de la serie, por lo que no extraña a nadie que abunden los momentos míticos. Desde el inicio hallamos varios de ellos como la prueba del sudor de Bucciaratti, quien lamió el sudor del rostro de Giorno y sentenció con la famosa frase: “¡Sabes a mentiroso, Giorno Giovanna!”.

Ante tales situaciones es imposible no estallar en carcajadas o, al menos, quedarte totalmente estupefacto. No hay duda de que el autor transita por vías que rozan lo esquizofrénico, como sino le importara transmitir todas sus idas de olla. A diferencia de Bobobo (2003-2005) -serie cuya seña de identidad es el absurdo-, sin embargo, sus ocurrencias funcionan casi siempre y no terminan siendo simples bobadas que resultan cansadas de ver. Incluso cuando se vuelve desagradable y repugnante no podría decir que deja de ser divertidísimo. Mires como lo mires siempre se las ingenia para sorprender y zafar de alguna manera. Por ejemplo, pensemos en los Stands. (Spoiler)

Por otra parte, la excentricidad de Araki se complementa fantásticamente en el anime con la dirección visual de David Production. Una dirección que se caracteriza por el uso de un catálogo de recursos que se ha ido consolidando a medida que se iban adaptando las diferentes historias. Técnicas procedentes del manga, el cine o el propio anime. Entre ellas está el uso de viñetas, postcard memories finales, onomatopeyas gigantes, etc. Pero también juega con las transiciones mágicas, en las que usa un objeto encubridor; y cambios en las horas del día o el tiempo atmosférico para reflejar diversas ideas. Sin embargo, la experimentación con el color sigue siendo uno de los más característicos, que usa normalmente para reflejar un estado emocional alterado, señalar un instante de reflexión, entre otros. A veces, todo este despliegue de genialidad no oculta el estatismo de la animación, pero por lo general lo logra.

La mayor parte del presupuesto y el esfuerzo de los animadores se dedican a los momentos clave de las batallas. En la actualidad, los estudios tienden a seguir esta estrategia. En ocasiones, sin embargo, su brillantez está alejada de las escenas de acción como la tortura psicodélica de Zucchero. Pero volviendo al punto inicial, las peleas en Golden Wind siguen resolviéndose a partir del ingenio y la astucia de nuestros héroes. A diferencia del 90% de los nekketsu como Dragon Ball Z (1989-1996), la victoria no es una cuestión de que el protagonista tenga más poder que su rival sino de si este es capaz de averiguar el funcionamiento del Stand enemigo o sus debilidades en general. Tampoco se puede hablar de power-ups u otros recursos odiosos.

Como he dicho, el desarrollo de los enfrentamientos tiende a enfocarse en la búsqueda de los puntos débiles del contrincante. Durante el transcurso del combate, sin embargo, ocurren toda clase de imprevistos que complican el triunfo de la pandilla de Bucciarati. Uno puede pensar que la batalla tomará cierto rumbo, pero más tarde sigue una dirección inesperada. De hecho, no debemos pensar que una vez se revela el truco del antagonista se termina. Al contrario. Él puede superar la dificultad y salir con otro plan o táctica. No faltan giros de tuerca. Además, considero positivo el hecho de que el espectador tenga cierta capacidad para hallar soluciones a los problemas planteados. Quizás no podamos establecer un proceso deductivo-lógico como si esto fuera Detective Conan (1996), pero al menos se nos dan indicios que nos permiten ver por donde van ir los tiros.

Cabe decir que esta quinta parte sobresale por complicar más los encuentros entre usuarios de Stand. En la serie anterior, el autor había introducido Stands con poderes menos basados en la fuerza, pero ahora podemos decir que hay Stands mucho más extraños. De ahí que las peleas también se hayan convertido en una experiencia casi paranormal. Por ejemplo, la batalla con Carne podría ser tildada de pesadilla por ser la primera vez que nos hallábamos ante algo casi indestructible. Lamentablemente, a veces el asunto se tornaba muy confuso o directamente no tenía sentido. Véase el misterio de Zucchero. Los múltiples malabarismos narrativos de Araki no siempre salieron bien. Por último, me gustaría hablar de algo que me disgusta y es que Giorno parece tener un sexto sentido mediante el cual detecta cualquier situación desfavorable pese a la falta de indicios y pruebas concluyentes. Además, cada cinco episodios Giorno obtiene alguna variante de sus poderes, haciendo que su Stand sea casi el más roto.

Reseña extendida en: https://elarmarioanimados.blogspot.com/2019/07/resena-jojos-bizarre-adventure-golden.html
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
ZetaZero
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Golden Boy (Miniserie de TV)
MiniserieAnimación
Japón1995
7,2
2.427
Animación
8
16 de junio de 2021
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hacía mucho que esperaba hincarle el diente a este clásico del anime, pero no había tenido tiempo hasta ahora. Mi lista de anime es larga, así que necesité de mucha paciencia mientras suprimía un título tras otro, después de verlos. Finalmente, tuve la oportunidad de verla y… ¿sabéis qué? Sí, ha cumplido con mis expectativas. Esta serie de OVAs fue producida por un estudio conocido como APPP. No es una empresa muy conocida, más allá de ciertos títulos como Robot Carnival (1987), Roujin Z (1991) o la obra reseñada. El director fue Hiroyuki Kitakubo, conocido por dirigir JoJo’s Bizarre Adventure (1993) y Blood: The Last Vampire (2000). Debo decir que su desempeño al igual que el resto del equipo fue muy notable. Dicho esto debo entrar en materia para analizar la obra de culto que casi todos adoran.

Golden Boy es una obra de humor y erotismo que nos relata las aventuras de su protagonista, quien viaja por todo Japón para aprender cosas nuevas. Su modus operandi siempre consiste en encontrar un trabajo diferente para adquirir nuevas experiencias. Está dispuesto a trabajar en cualquier oficio y lugar. No importa que sea como informático o monitor de natación, todo le sirve. Pero hay algo que le suele llamar la atención de sus trabajos: una bella mujer. Podría decirse que se enamora a primera vista y no puede quitársela de la cabeza. De ahí que no dude en intentar impresionarla a como de lugar. Sin embargo, no suele tenerlo nada fácil e incluso llega a causarle problemas. Pero él nunca se rinde y hace increíbles esfuerzos por conquistarla. Al final, todas acaban por darse cuenta de que el chico vale más de lo que parece a primera vista. En resumen, es un “Golden Boy”.

Esto que he contado ocurre en cada capítulo, así que hablamos de una obra de formato casi episódico. ¡Y no tiene nada de malo! Habitualmente esta clase de formato tiende a ser inferior al lineal, pero aquí no. ¿Por qué? Por una razón muy sencilla: encaja con la filosofía de vida de nuestro protagonista. Él busca nuevos trabajos para aprender algo más sobre la vida. Al ir cambiando una y otra vez de profesión, y conocer más personas en su viaje, está obteniendo una serie de experiencias que no podría lograr de seguir con el mismo. Muchos no podríamos sacarle tanto partido a cada trabajo, pero Kintarou es la excepción. Su pasión le permite hacer lo que los demás no pueden. Sin duda, este trotamundos y su estilo de vida son dignos de admiración. Espero que su bicicleta lo siga llevando lejos.

Lo dicho anteriormente me sirve para explicar otro punto. El enfoque en su aprendizaje es la razón principal por la cual considero que este anime es superior al 95% de las animaciones de contenido erótico. Con esto quiero decir que el anime posee un mensaje fuerte y no solo es un conjunto de situaciones divertidas donde no hay nada más que decir. Aquellos menos avispados y más escépticos me dirán que este enfoque es más teórico que práctico, pero no puedo darles la razón. Para empezar, en cada episodio Kintarou aprende algo de utilidad mediante observación y experimentación. Aparte apunta todo lo que le puede servir. No me extraña que esa libreta de notas sea casi un tesoro para él. Lo que es cierto, y hasta yo lo pensé hacia la mitad del anime, es el hecho de que en pocas ocasiones aplica lo aprendido en otras situaciones. La serie es consciente de esta realidad así que decide apostarlo todo en el final. (Spoiler 1)

Dirigiéndonos a otros parajes, habría que tocar la cuestión del humor. Este anime utiliza un tipo de humor muy pervertido basado en situaciones picantes y fantasías sexuales. Por lo general, al estar cerca de Kintaro alguna mujer atractiva, este se empieza a montar su propia película. Y no me extraña porque está más salido que un mono. En sus monólogos tiende a imprimir mucho dramatismo, casi como si estuviera en medio de una reflexión reveladora. Lo más gracioso es que estos momentos se acompañan de expresiones faciales que destacan por ser grotescas y muy detalladas. Otras muchas bromas que acaban con “erótico resultado” como diría nuestro amado Homer Simpson. Son fruto de las meteduras de pata de Kintaro, quien no suele ser consciente de sus palabras o acciones. Afortunadamente, siempre consigue darle la vuelta a la tortilla, evitando que lo despidan.

Debido a su configuración, Golden Boy posee un único personaje principal: su protagonista Kintaro Oe. Este personaje entraría dentro de un arquetipo que denomino como “el perdedor” o “el salido”. Se trataba de un tipo de personaje muy común en los años 90. Este se caracterizaba por ser un joven universitario o currante con varios trabajos temporales. También se identificaba por ser alguien de pensamientos depravados, sin experiencia amorosa, sin ningún talento o interés especial y ser un buenazo. Más tarde, este tipo de personajes degenerarían en los años 2000 al perder su naturaleza activa, pasando a ser personajes pasivos que se dedican solo a reaccionar. La mayoría de estos rasgos los comparte el bueno de Kintaro, pero la diferencia está en que él no es un inútil al uso y busca aprender más que solo tener aventuras sexuales o enamorarse de chicas. Además, ese hábito de tomar notas y su pasión juvenil le distinguen más del resto de personajes aburridos de su clase. Cabe decir que su actitud desinteresada, siempre a favor de los demás, y sus pensamientos alocados me recuerdan mucho a Onizuka (Great Teacher Onizuka, 1999).

En conclusión, estamos ante una comedia erótica que no solo cumple al entretener al espectador sino que también le deja una enseñanza al terminar. Muchas comedias con fuerte contenido sexual antes y después de Golden Boy llegaron al anime, pero pocas fueron capaces de dejar semejante pegada en nuestro corazón.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
ZetaZero
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Rôjin Z (Roujin Z)
Japón1991
6,4
911
Animación
7
6 de junio de 2021
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Uno de los grandes nombres de la industria japonesa del manganime es el de Katsuhiro Otomo. Para los fans Akira (1988) fue, sin lugar a dudas, la mejor película que había dirigido. Un servidor no opina lo mismo, pero es innegable que este filme marcó un antes y un después. Tras Akira, sin embargo, los proyectos de Otomo en calidad de director no fueron numerosos destacando entre ellos Memories (1995) y Steamboy (2004). Esto no quiere decir que no hiciera más incursiones en otros filmes o series pues se encargó del guion de una cinta nueva: Roujin Z (1991).

Estamos ante un sociedad donde el progresivo envejecimiento de la población está planteando una serie de retos a superar. La mejora en la alimentación, la higiene y la salud han permitido que podamos vivir durante muchos más años. No obstante, los ancianos necesitan de mayores cuidados debido a los riesgos de la vejez: falta de movilidad, nuevas enfermedades (alzhéimer, párkinson, ...), mayor dependencia, menor sustento económico, etc. Muchos de estos inconvenientes se mencionan o quedan reflejados en los primeros minutos de la obra. De hecho, el filme por medio de la figura de Takashi Terada nos dibuja una situación alarmante donde los servicios médicos se hallan colapsados y los asilos están al máximo de su capacidad. El reducido número de jóvenes ha hecho que el personal médico y los voluntarios disponibles sean cada vez menores. Los recursos económicos son insuficientes para renovar un equipo médico que ya se encuentra desfasado.

Un hecho que por supuesto no entorpece el mensaje de la obra: el carácter irremplazable de lo afectivo sobre cualquier otro tipo de necesidad o comodidad. El anciano que nos recuerda la importancia del cariño en la vida de las personas mayores es Kijuro Takazawa. Este señor de muy avanzada edad vive en compañía de un gato gordo. Diariamente es visitado por una enfermera voluntaria, Haruko Mihashi, cuya presencia aprecia mucho. Esta exposición resulta escueta, pero a medida que avanza el metraje sabremos que (spoiler 1).

No obstante, tal necesidad afectiva es pasada por alto por los miembros del Ministerio de Salud Pública. Están demasiado obsesionados con encontrar una solución al problema del envejecimiento. Durante la conferencia para presentar el Proyecto Z, Terada —casi como si fuera un agente comercial— se esfuerza en mostrar todas las bondades del producto. Literalmente parece que no hay nada que no sea capaz de hacer. No solo es capaz de cubrir las necesidades básicas —y las más pesadas— sino que puede ofrecer entretenimiento y hacer frente a posibles amenazas. Pero tal como dice Haruko, las máquinas no pueden suplir el calor humano. (Spoiler 2).

Una cuestión temática relevante, aunque en un segundo lugar, está relacionada con la verdadera naturaleza del Z-001 (Spoiler 3).

Mayores inconvenientes, sin embargo, los encontramos en otros lugares del relato. Uno de ellos se refiere a la innecesaria extensión del conflicto entre Z-001 y los cuerpos de seguridad y la corporación. La obra se enfrasca en interminables escenas de destrucción urbanística y descontrol tecnológico. Un tópico y a la vez un vicio presente en las obras de Otomo porque por momentos el hilo argumental y temático se pierde en una maraña de cables y conjuntos de escombros. Otra cuestión incómoda es el personaje de Haruko, cuyos motivos son algo endebles para empujarla a una aventura tan arriesgada. Se podría ahondar en el pasado de Haruko en relación a su abuela.

En resumen, Roujin Z realiza una reflexión infrecuente en torno a qué factores son de primera necesidad en la vida de las personas mayores. El cariño y la compañía humanos no pueden ser reemplazados por sistemas más eficientes o mayores comodidades. Una reflexión que, sin embargo, sería más potente si se interesara más en el debate entre opuestos o ahondara en los conflictos personales de los principales actores en vez de atender a los caprichos de un autor obsesionado con el desorden tecnológico.

Si te interesa puedes leer esta y otras reseñas en mi web personal (debajo de mi nick encontrarás el enlace).
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ZetaZero
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7
15 de junio de 2021
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
A pesar de que Moto Hagio es una de las autoras más importantes del Grupo del 24, junto con otras como Ryoko Ikeda o Keiko Takemiya, por sus aportaciones al manga shōjo su extensa obra no ha encontrado un hueco en la extensa producción de anime. La única excepción, por supuesto, es la obra que vamos a reseñar en este momento. No tuvo gran suerte con el estudio porque la animación corre a cargo del mediocre Magic Bus. Tampoco con el director, Satoshi Dezaki, que sin ser para nada un mal profesional palidece al lado de las dotes de su hermano. Con todo es una película cuyo planteamiento resulta atractivo al recordarnos a alguna novela de Agatha Cristie con la particularidad de que la acción se desenvuelve en el espacio.

¿Quién es el 11º pasajero? es un largometraje protagonizado por Tadatos y otros 10 aspirantes que buscan entrar a la Academia Galáctica, una institución formativa reservada para la élite. Sin embargo, para superar la última prueba que les imponen los examinadores tendrán que combinar su capacidad de supervivencia y colaboración mientras intentan descubrir quién es el farsante entre ellos. En relación con esto, también se irá revelando el misterioso vínculo entre el protagonista y la nave espacial donde tiene lugar la prueba. ¿Será en realidad el polizón de la nave?

Como ya he dicho, el planteamiento del filme puede que nos recuerde a alguna novela de misterio donde hay un grupo de individuos encerrados con un asesino. La temática espacial, en cambio, nos conduce a pensar en largometrajes como Alien: el octavo pasajero (1979). Realmente ninguno se ajusta perfectamente a lo que se desenvuelve durante sus casi noventa minutos de metraje. El factor "invitado inesperado" lleva a pensar en la existencia de un impostor que busca asesinar al resto de la tripulación mientras oculta su identidad. Pero aquí lo que el "asesino" busca es descubrir si los aspirantes a entrar en la Academia tienen las aptitudes necesarias. Para mí esta particularidad le otorga puntos extra, ya que por lo menos en el anime de la época no hay ningún filme o serie con una idea semejante.

Al estar ante una prueba diseñada por una institución académica es de suponer que el nivel de peligro al que están sometidos los personajes no puede ser muy alto. De lo contrario, los candidatos podrían morir y no les convendría. Sin duda, el botón de emergencia que se presenta desde el inicio ayuda a generar esta idea en el espectador. Si algo sale mal pueden pulsarlo y sobrevivir todos, aunque eso implique el suspenso de todo el grupo. Sin embargo, la autora no cayó en este error porque en el transcurso de los cincuenta y tres días de convivencia ocurren una serie de eventualidades y contratiempos no programados por la Academia y que, por tanto, ponen en riesgo sus vidas. (Spoiler 1)

Lástima que mi opinión no sea tan favorable respecto al misterio. (Spoiler 2)

Desde mi punto de vista, la película no escogió el mejor enfoque al hacer un mayor énfasis en el misterio. El verdadero punto clave del filme se encuentra en su mensaje: la necesidad de que todos los pasajeros tienen que cooperar para sobrevivir, a pesar de la desconfianza y las profundas diferencias que los distancian. Una misión que no resulta nada sencilla porque requiere aprender a confiar en los demás y aceptar las diferencias de cada uno. La obra hace un trabajo competente al presentarnos las particularidades de cada uno de estos personajes porque gasta parte de su tiempo en permitir que hablen de sus aspiraciones, su hogar de origen, los rasgos de su especie, etc. Es como si en un mismo lugar mezclaran personas de diversas clases sociales, etnias y razas, con todo lo que ello conlleva. Si bien esta diversidad no suele ser tanto el motor del conflicto como sí lo es el hecho de que están ante unos desconocidos, entre los cuales uno es un impostor al que se le puede achacar los problemas por los que están pasando. En cualquier caso, este hecho potencia mucho el mensaje de aceptación, unión y cooperación. Al final de la cinta, el cambio de mentalidad en los tripulantes cristaliza de manera adecuada, tras una intensa interacción y resolución conjunta de problemas.

Antes de poner un punto y final a la reseña me gustaría mencionar un inconveniente relacionado con el grupo de personajes. A pesar de que era evidente que los once no podían contar con la misma atención, está claro que alrededor de la mitad sobran para contar exactamente la misma historia. De los once pasajeros, menos de la mitad destacaban lo suficiente para que fuéramos conscientes de ellos. La participación de los restantes era mucho menos activa y su caracterización era muy pobre, casi infiriendo sus características a partir de su apariencia. Un error que se podría haber arreglado de reducir ligeramente el grupo y prestarles atención de forma más equilibrada. Siendo positivos al menos aportaban desde un punto de vista temático al mostrar que son una tripulación muy plural. Que hablando de diversidad, esta se manifestaba en cuestiones de sexo y roles de género (Spoiler 3)

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ZetaZero
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Gunsmith Cats (Miniserie de TV)
MiniserieAnimación
Japón1995
6,5
57
Animación
7
20 de junio de 2021
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando te dedicas a bucear en el océano que constituye el anime de la década de los 80 y 90 obtienes la paciencia necesaria para hallar alguna piedra brillante. Entre estas podemos nombrar a la versión animada del manga de Kenichi Sonoda: Gunsmith Cats (1995). Aparte de mangaka, Sonoda también se hizo famoso como diseñador de personajes en franquicias como Gall Force y Bubblegum Crisis. Aquí sus diseños son aún más atractivos, por lo bellas y sexys que son aunque la dirección tiene su mérito al transmitir una imagen guay y poderosa de ellas. El anime fue dirigido por Takeshi Mori, un profesional cuya competencia se ha demostrado en proyectos como Otaku no Video (1991) o Kyô Kara Ore Wa!! (1993). Veamos cómo se desenvolvió esta miniserie de tres OVAs.

Gunsmith Cats es una obra que encuadraríamos dentro del género llamado “Pretty girls with guns”, es decir, aquellas obras protagonizadas por un grupo de mujeres atractivas que llevan a cabo peligrosas misiones. Son títulos donde abunda la acción, las armas de fuego y, de vez en cuando, algo de humor. Como ejemplos de ello tenemos a Dirty Pair (1985) o Burn Up! (1991). Con ellas el manga de Gunsmith Cats también comparte el hecho de que se fragmenta en misiones independientes, aunque en esta miniserie los tres capítulos están unidos por un hilo conductor por lo que podemos considerarla una misión única. Un esfuerzo que valoramos mejor en comparación a otras OVAs que se componen de un solo episodio. Sin embargo, al igual que el mediometraje de Riding Bean (1989), la obra necesitaba de una adaptación más larga que pudiera explotar su potencial como serie episódica.

Uno de los puntos fuertes de la obra lo constituye el dúo de cazarrecompensas: Rally Vincent y Minnie May. Al igual que otras parejas como Kei y Yuri (Dirty Pair), su caracterización y dinámica reside en los contrastes en su comportamiento y preferencias. (Spoiler 1) Por desgracia, la brevedad de la serie perjudicó el potencial de la pareja que no alcanzó su máximo ante la falta de una mayor consolidación de esta caracterización y un trasfondo común. De existir otras misiones podríamos saber cuestiones importantes como qué hacían antes o dónde se conocieron.

No obstante, el plato principal de este anime es la acción. Mientras no comparte toda la muerte y destrucción que presentan filmes como Hokuto no Ken (1986) o Ninja Scroll (1993), en especial por su enfoque más ligero y humorístico, Gunsmith Cats sigue siendo uno de los mejores títulos de los 90 en lo que a espectáculo se refiere. La acción se desenvuelve en la peligrosa ciudad de Chicago, donde prostitutas, drogas y armas se reúnen. En los blockbusters norteamericanos siempre exageran la delincuencia real, pero el anime tampoco se despega de esta imagen. De hecho, destaca la acción con armas de fuego, siendo habituales los tiroteos, los asaltos y las persecuciones. En todos estos incidentes el par de cazarrecompensas hace gala de su habilidad e inventiva. La pareja combina la capacidad de acertar en el blanco de Rally con las sorpresas que May genera con sus “juguetitos”. En las situaciones desfavorables responden con ingenio sacando partido a las armas que poseen o tendiendo trampas inteligentes a sus enemigos.

Por lo general, su manera de recrear la acción es sobresaliente. Al igual que la mayoría de OVAs de la época, Gunsmith Cats presenta conflictos donde no abunda la cháchara entre contrincantes o los monólogos internos que tanto gusta a los interminables nekketsu de Toei y Pierrot. Es decir, nula exposición y estiramiento que nos hagan perder la paciencia. Sin embargo, el anime no solo omite los defectos comunes sino que también trae un espectáculo a la altura de las expectativas del público gracias a las logradas secuencias de acción y la dirección de Takeshi Mori. De partida, el movimiento fluye notablemente, sin necesidad de disfrazar nada con recursos de animación limitada y sin sacrificar en ningún momento la calidad del dibujo. En particular, la ilustración llega a ser exquisita cuando fija su atención en las armas de fuego como las Beretta 92 o M1911 o los automóviles como el Shelby GT500 de Rally. Casi se podría decir que han trasladado el amor del autor por estos detalles.

Este enfoque estético y minucioso claramente se corresponde con un interés por parte de la dirección de Mori por ser fiel al manga, que desplegaba un mayor realismo para representar a la acción en vez del cada vez más abundante vanguardismo del anime actual. El montaje de las escenas de acción se caracteriza por su comprensión y paciencia permitiéndonos observar las acciones de los personajes mientras se esconden, corren o disparan gracias a zooms, paneos y tilts. Si bien en pequeñas ocasiones el director aplica una sucesión de planos con un ritmo más avasallador como en la liberación del poli por Rally en el almacén. Para el encuadre prioriza el uso de primeros planos y planos medios, prestando mayor atención a los detalles. De otro lado, el director contribuye mucho a transmitir la imagen de genialidad presente en el manga en relación a los personajes. Hay una buena puesta en escena, ya que tiende a colocarlos para que se vean cool. Solo fijaos en ciertas posturas, acrobacias, trucos, etc. (Spoiler 2)

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ZetaZero
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