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Ghost in the Shell: Vigilante del futuro

Ciencia ficción. Acción En un Japón futurista la joven Motoko Kusanagi (Scarlett Johansson), también conocida como 'the Major' Mira Killian, es la líder de grupo operativo de élite, Sección 9, cuyo objetivo es luchar contra el ciberterrorismo y los crímenes tecnológicos. Al mando de esta unidad de operaciones encubiertas está Aramaki (Takeshi Kitano), y destaca Batou (Pilou Asbæk), un exmilitar considerado como uno de los agentes más salvajes del grupo. Pero, ... [+]
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Críticas 171
Críticas ordenadas por utilidad
31 de marzo de 2017
249 de 308 usuarios han encontrado esta crítica útil
The Host, Snowpiercer, Oldboy o Toni Erdmann…¿qué tienen todas en común? Que nadie las vio en el mercado norteamericano. ¿La razón? Porque verlas requiere que el espectador esté dispuesto a leer los subtítulos. Y por ello obtenemos innumerables remakes de películas extranjeras que, en su momento, pasaron inadvertidas en la taquilla estadounidense. Ghost in the Shell es un claro ejemplo de esto; película demasiado inaccesible para atraer al gran público que, sin embargo, consiguió un selecto club de adeptos al cual se unirían más cinéfilos al cabo de los años. Pese a todo, aún hay muchos críticos de cine que a día de hoy no están al corriente ni del manga de Masamune Shirow ni a las películas de Mamoru Oshii. Por eso cuando se da a conocer el casting de Scarlett Johansson en el rol de la Mayor, ese ejército de críticos se lanzan cual depredador. Porque en la sociedad actual estamos demasiado acostumbrados a prejuzgar y hundir las posibilidades de la cinta antes incluso de haberla visto. Ambientada en una urbe distópica similar al Los Angeles de Blade Runner, la gira entorno al nacimiento de la cyborg conocida como la Mayor; un híbrido que aúna las habilidades físicas de un cuerpo robótico con la capacidad cognitiva de un ser humano. Un año después, la Mayor trabaja como operativo para la Sección 9, un grupo dedicado a detener el ciberterrorismo, que se expande por los entresijos digitales de la sociedad. Este es el contexto en el que se desarrolla este thriller de ciencia-ficción retrofuturista y cyberpunk, que intenta dar a conocer la calidad del material original entre la audiencia occidental.

Me decepciona que tanta gente haya vapuleado el film, acusándolo de tener un ritmo lento y poca acción (sí, eso lo he escuchado de críticos profesionales) ya que ninguna de las películas de Oshii cuenta con un ritmo acelerado ni acción explosiva. Más bien todo lo contrario. Otro punto negativo que han alegado es que resulta demasiado monótona y que cuenta con unos personajes hieráticos, pero parecen hablar sin conocimiento de causa, ya que este universo se centra básicamente en explorar nuestra humanidad en tiempos en los que nuestro ADN se está viendo alterado por los implantes cibernéticos y las mejoras tecnológicas. Pretender banalizar personajes como Batou, Aramaki o la Mayor para convertirlos en caricaturas “carismáticas” en línea con las películas de superhéroes, eso sería sería prostituir la visión del manga/anime y no la elección de Scarlett Johansson en el papel protagonista, como muchos dicen. Y es que esta fue una de las grandes bazas que emplearon para criticar la cinta, alegando que un remake de una película japonesa debe contar con una protagonista japonesa. No obstante, a nadie le importa que Marvel lleve 10 años produciendo películas protagonizadas por varones caucásicos (Iron Man, Thor, Hulk, Capitán América, Ant-Man, Doctor Extraño y próximamente Spider-man) porque el año que viene estrenarán Pantera Negra que como el propio nombre indica…es negra. Ahí tendrán la oportunidad de ¿redimirse? incluyendo a todo el Hollywood de color en el reparto. Por cierto, un dato importante: Takeshi Kitano, la leyenda del cine japonés, compelta el reparto y sus diálogos están íntegramente en japonés, al menos en la versión original.

Este remake dirigido por Rupert Sanders es, de lejos, una de las mejores adaptaciones de un anime que jamás se hayan hecho; cuenta con un diseño de producción espectacular –os recomiendo que le echéis un vistazo al making of-, una ambientación calcada a la original y una fotografía que consigue la ardua tarea de replicar algunas de las tomas más recordadas de la cinta del ’95. Todos los detalles están cuidados al más mínimo detallo, demostrando todo el equipo la enorme dedicación y el respeto que le guardan a este vasto universo. Las actuaciones están a buen nivel, salvo alguna excepción, sobretodo la de dúo fomrado por la Mayor y Batou, todo un referente en la saga anime. En cuanto al argumento, podría decirse que toma como referencia a la serie Stand Alone Complex; su narración está más simplificada, con la intención de mantener la atención del espectador. De esta manera, los fans echarán en falta aquellos elementos filosóficos, metafísicos y políticos que hacían de tan compleja a la original. El villano tampoco supone un desafío intelectual tan grande para la Mayor; en cambio, se explora más en profundidad su arco personal, algo que creo apreciarán los seguidores como yo porque nunca llegamos a conocer nada de su pasado. Este remake juega más con las emociones de los perosnajes, con el concepto de familia y con la búsqueda de la identidad individual y menos con las ideas filosóficas sobre qué significa ser humano. La acción también está limitada, lo cual es algo bueno teniendo en cuenta la tendencia que tiene Hollywood de sobrecargar la pantalla con enemigos y fuegos de artificio. Hay alguna pelea un tanto confusa por culpa del trabajo de edición, que a veces puede ser frustrante, pero las coreografías son excelentes –el coreógrafo trabajó previamente en Mad Max: Furia en la carretera, Hasta el último hombre o la trilogía de El señor de los anillos, entre otras- y el ritmo es el adecuado para una historia de intriga.

En definitiva, el remake de Ghost in the Shell nos entrega un producto lo suficientemente fiel como para ganarse el título que sostiene y cambia lo necesario para hacerlo accesible a una mayor audiencia. Todos aquellos que piensen que van a ver un calco de la original, les invito a que piensen detenidamente en el significado del remake: nueva versión de una obra. Yo lo veo de esta manera: si quiero escuchar Knocking on Heaven’s door de Bob Dylan, no pongo la versión de Guns ‘n’ Roses; pero si quiero disfrutar de buena música, entonces escucharé las dos. De la misma manera, el Ghost in the Shell de Johansson guarda la melodía sintética y le añade sus propios acordes y tendrás que juzgar por ti mismo si es buen cine o no.
RickDeckard'82
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29 de marzo de 2017
167 de 227 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hace 22 años se estrenaba la película ‘Ghost in the Shell’. Debido a su estética rompedora y su reflexión sobre la naturaleza de la conciencia, no tardó en convertirse en una obra de culto. Sirviendo de inspiración a otras películas de ciencia ficción como, por ejemplo, ‘Matrix’. Ahora llega a nuestras pantallas el remake, con la difícil tarea por delante de adaptar a la acción real el espíritu de la anterior entrega.

Al igual que la original, esta versión de ‘Ghost in the Shell’ nos traslada al año 2029 para contarnos la historia de “Major”(Scarlett Johansson). Una ciborg miembro de la sección 9, que se dedica a combatir el crimen. Un mundo futurista en el que los avances tecnológicos y los implantes cibernéticos están difuminando, más que nunca, la línea que separa a las máquinas de los humanos.

A nivel superficial no hay duda de que la película cumple las expectativas. Con una lograda estética Cyberpunk que, pese a estar sobrecargada de efectos especiales, logra ser lo suficientemente realista para dejar que nos sumerjamos en la historia. Dando lugar a una ciudad que parece estar más viva que los propios protagonistas que la habitan.

Sin embargo, respecto a su contenido, se podría decir que la nueva película que nos llega sufre de la misma perdida de humanidad que experimenta “Major”‘ al transformarse en ciborg. Y es que, en su esfuerzo por adaptarse al gran público, la nueva ‘Ghost in the shell’ ha perdido todo aquello que convirtió a la original en algo tan especial. Al simplificar y reducir la complejidad de la trama, han abandonado la reflexión profunda e interesante que se hacía en ella sobre la humanidad y la autoconciencia. Y en su lugar, nos han colocado una reformulación del síndrome de Frankenstein; una criatura rebelándose contra su creador.

Quizás el listón estaba demasiado alto, al tratarse de la adaptación de una obra de culto. Tal vez, si tuviera otro nombre, no seríamos tan duros con ella. Pero cuando alguien hace un remake, debe saber que el beneficio publicitario del nombre también conlleva una cierta responsabilidad con la obra original. Y en este caso, no hay duda de que esta versión de ‘Ghost in the Shell’ no ha sabido estar a la altura de su título.
La Claqueta Metálica
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1 de abril de 2017
90 de 126 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando para criticar (crítica viene de criterio, la crítica puede ser positiva o negativa) caes en el recurrente "visualmente alucinante", o "efectos increíbles", como cimientos de una presumible crítica positiva, reconoces implícitamente, que la pelicula, como producto que maneja varios canales de comunicación encapsulados en uno solo, y por lo tanto varios lenguajes y códigos (el visual, el sonido, pero también el relato, la trama y por último el diálogo) nace con media derrota cumplida.

Estás reconociendo que la mitad del trabajo, y yo diría que el núcleo del resto, no está alcanzado.

Los conceptos no son causa, son consecuencia de realidades tangibles. Los conceptos no construyen realidades materiales, las bautizan. Si tienes una grabación audiovisual de dos horas "visualmente alucinante" lo que puedes tener delante es un videoclip musical de "chill out", pero no una película. Un largometraje, como concepto, es un producto algo más complejo y completo que integra otros elementos. Si tienes una grabación audiovisual de bofetadas y disparos, lo que puedes tener delante es un combate de MMA, de "kick-boxing" o "vale-tudo", o tienes una grabación de dos horas de grupos de asalto policiales en operaciones antidroga, tirando puertas abajo y pegando tiros.

Si eso te llena, entonces lo que te llenan son elementos cosméticos. No es un juicio moral; es una observación.

Un largometraje puede ser mucho más, y si no lo es, reconocerlo implica varias cosas. No es inocuo.

Quien haya visto la película original de 1995 (no verla no impide nada, pero con las referencias se puede hacer dos cosas, obviarlas/negarlas o afrontarlas) comprobará que toda la carga filosófica y reflexiva que daba soporte al relato, a lo que se quería contar con la película, ha sido eliminada completamente.

Cuando se construye una película se quiere contar algo. Con la versión de 2017 no se quería contar nada.

Se tamizó todo el relato más abstracto y filosófico de la original, sobre qué es la inteligencia, la autoconsciencia, la evolución, y en definitiva, qué es la vida y el ser humano, y se convirtió en una historia de elementos concretos, con una división muy clara de "buenos" y "malos" y con sobre-escenificación tecnólogica sin sentido práctico alguno. Se humanizó a un ciborg volviendo tan trivial su pequeño universo personal que ha secado el interés que podía tener sus límites, que en el anime no existían.

Ignoro si desde las productoras norteamericanas se entiende que el público juvenil actual, a diferencia de el de hace 20 años, es más "sensitivo", y solo reacciona a estimulos estéticos, pero no intelectuales. Esto creo que es un arma de doble filo: por un lado le estás dando a los consumidores lo que "creen que quieren", pero he comprobado con los años que, cuando a los espectadores les das algo con más calado, sin ser ellos mismos conscientes del todo por qué, sienten que han visto algo distinto, y les inquieta, les sobrecoge y les genera más emociones que si asisten a los espectáculos puramente cosméticos. Las reflexiones generan emociones, y las emociones generan sensaciones.

Si algo te deja vacío después de haberlo consumido, y no sabes por qué, suele ser porque no ha tocado capas de ti que desde la superficie es imposible alcanzar.

La tecnología es maravillosa, pero es una herramienta, no un fin en si mismo. El interés de esta historia es que llevaba al espectador a preguntarse, precisamente, las implicaciones filosóficas y vitales de una inteligencia artificial que toma consciencia de si misma. Cuando la tecnología llega a la frontera entre el ser "objeto" y el ser "sujeto". Esto, llevado a elementos materiales de una película, tiene un nombre: se llama guión.

Solo algún breve comentario en la zona spoiler:
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Kerberos_2K
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28 de marzo de 2017
57 de 73 usuarios han encontrado esta crítica útil
Quizá es inevitable que, tarde o temprano, todas las buenas obras de manga o anime acaben readaptándose para un público masivo pasando por el filtro estadounidense, dado el atractivo de su material.
Sin embargo, habría que ver hasta qué punto el transvase no mata las cualidades más "extrañas" o inusuales del original, o peor aún, las normaliza porque ya han sido mil veces vistas en otras historias ajenas.
Si algo no puede sorprender y ya se ha visto... ¿para qué volver a ello?

Afortunadamente, en esta nueva versión, 'Ghost in the Shell' es muy consciente de esta trampa, y se permite ser más inteligente de lo que parece al respecto: no se arriesga demasiado, a veces bordeando peligrosamente la copia aguada y rancia, pero tampoco se queda de brazos cruzados siguiendo un esquema ya conocido.
Si en su momento la preocupación estaba en el espíritu humano despertando a frías máquinas, aquí es al contrario, con personas mejoradas cibernéticamente que buscan un cálido asidero de humanidad en sus casi inhumanas vidas.
La Mayor Mira Killian comienza a tener difuminadas imágenes de una vida que pudo conocer o no, y eso le despierta la pregunta de cuánto de sus recuerdos le pertenece. A la vez, comienza a seguir junto a sus compañeros de la sección 9 a un terrorista conocido como Kuze, un misterioso personaje que despierta inquietudes personales dentro de lo que solo eran misiones rutinarias.

En principio todo igual sin apenas novedad, pero pronto se empiezan a apreciar detalles.
Porque Rupert Sanders no olvida la frialdad urbana del original, donde edificios carentes de vida resaltaban justo eso en los cyborgs que los habitaban, pero se permite darle una interesante vuelta de tuerca: esta futurista Tokio está habitada por gigantescos hologramas publicitarios, como fantasmas imperturbables que a su vez representan nuestra fijación del continente sobre el contenido, y la notable desconexión sobre lo real que impera sobre todos los que conviven con ellos.
La Mayor recorre las calles buscando un motivo, una duda sobre su cuadriculada existencia, una señal de que no todo es perfecto y nunca empezó a serlo: algunos de los mejores momentos que intentan aportar profundidad a su personaje, lejos de la cansina y sobada acción, la tienen a ella preguntándose sobre el tacto de unos labios en la piel, y a Scarlett Johansson poniendo todo de su parte para que nunca veamos la certeza en su mirada.
Casi podría decirse, irónicamente, que esta propia película es una máquina, buscando insistentemente el alma que solo su versión anime llegó a tener.

Por el camino hay muchas cosas que molestan: reducción de las interesantes reflexiones existencialistas del original, un pelín de drama de baratillo, excesivo blanco y negro entre buenos y malos, y el habitual "agencia contra su propio agente" que garantiza algunos tiros pero desperdicia muchos minutos.
Aunque, haciendo un esfuerzo por olvidar todo lo anterior, te encuentras con el relato de una cyborg luchando desesperadamente por la propia humanidad que le negaron tener, y no sé qué puede venir más al pelo en este siglo, en el que prácticamente vivimos en redes sociales y nos convertimos en la imagen ideal que en ellas proyectamos.
Si tener cierta moraleja sobre los peligros de nuestra propia autoconsciencia tecnológica es rasgo de buena película futurista, esta nueva 'Ghost in the Shell' pasa con creces la prueba.

La clave ha dejado de estar en las vastas praderas digitales, donde ya sabemos que hay vida y hasta casi inteligencia, y se ha vuelto a trasladar a ese pequeño centímetro personal donde habitan los recuerdos, los que escapan a la comprensión de una máquina.

Sucios, dolientes y arrepentidos recuerdos.
Demasiado imperfectos para que la Mayor los observe, sin sentir que algo parecido a un espíritu se revuelve en su dura coraza.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Charles
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24 de marzo de 2017
71 de 104 usuarios han encontrado esta crítica útil
No, no he visto la original. Quería hacerlo y lo iba a hacer, pero los del Phenomena Experience no quisieron que lo hiciera y decidieron ponérmela en su pase sorpresa incluso antes de su preestreno. Así que tuve que resignarme y aceptar que viviría esta experiencia por primera vez con Rupert Sanders en vez de con Mamoru Oshii. No sabía muy bien qué esperarme, nunca había parado a mirarme bien de que iba "Ghost in the Shell", ya que quería verla conociendo poco. Si pude notar algo en especial en los primeros 5 minutos eran dos cosas: cuánto saltaba a la vista que eso era originalmente un anime (no podía dejar de imaginármelo como si lo fuera) y que, sin duda alguna, era de las películas con más presencia de CGI que había visto nunca.

Puestos en la película no tenía ni idea de qué esperarme, sin embargo tenía unas expectativas más bien reducidas (no es fácil fiarse de un remake Hollywodiense de una película de culto de anime). Pero la verdad es que, poco a poco, parecía sorprenderme. No en que fuera un peliculón, pero al menos no era un descarado producto para ganar dinero. Una cámara muy juguetona, una puesta en escena muy bien realizada (teniendo en cuenta el mundo en que se desarrolla, se perdona el exceso de efectos visuales, porque es brutal lo poco que hay no creado por ordenador en algunas escenas), unos personajes que, vale, puede que no fueran unos personajazos, pero no eran cáscaras vacías poniendo caras. Eso sí, algunos personajes se me quedaron cortos (el personaje de Takeshi Kitano). Y que decir de Michael Pitt, siempre es bienvenido, sobretodo, reconozcámoslo, si hace de inestable, aunque tampoco se le acabe de sacar todo el jugo. Claro que igual en la película original tampoco se aprovechan estos personajes, eso no lo sé.

Y respecto a la trama... se nota que es japonesa, eso seguro. El desarrollo me pareció satisfactorio, alguna cosa que se ve a venir más y alguna cosa que se ve a venir menos, siempre manteniéndose dentro de una línea narrativa que, aunque tampoco te destroza, tiene más que suficiente para mantenerte atento durante toda la película. Eso sí, reconozco que para la recta final, hubo alguna que otra cosa que no acabo de convencerme, algún suceso que no acababa de encajar y que igual no estaba del todo bien colocado y razonado para que fuera de tal manera (aunque se comprende, no se acaba de poner los suficientes precedentes como para que empatizes con ello). Eso y algún que otro detalle más, que no voy a comentar por razones obvias.

Si tuviera que decidir, diría que es una película decente (más que decente comparándola con este tipo de producciones actuales), con elementos destacables que la elevan a más en algunos momentos (sin duda resulta espectacular en más de una ocasión, está claro que los efectos especiales cumplen su funcion) y con elementos algo más fallidos que le quitan puntos en algunos momentos. Quién sabe cual habría sido mi opinión si hubiera visto antes la original. Sinceramente, la he disfrutado mucho a pesar de no ser ninguna obra maestra, no ha hecho más que darme todavía más ganas de ver la película original. Aunque cuando fui al lavabo al acabar la película, unos chavales estaban comentando de decirle a su amigo lo buena que era para joderle y que pagara para ver esa decepción. Así que, para gustos, los colores.
The Rev
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