Ruidos (2007)

Hoy en día, hemos llegado a un límite en el que siempre se recurre a lo facilón, a lo mil veces visto, a lo manuseado, es por ello que observar una propuesta como "Noise" tiene un doble valor añadido. No es que "Noise" sea una gran película que vaya a pasar a los anales de la historia por sus grandes alardes, ni tenga un guión original aunque parta de una premisa interesante, ni que se den giros que desestabilicen la historia en pro de un espectáculo más efectista, es que "Noise" es uno de esos films donde no sucede nada pero sucede todo.

Me explico, aparentemente la propuesta de Saville arranca a partir de un incidente en un vagón de tren, donde varias personas fueron asesinadas, y a través de ella nos sumerge con más pulso y extensión en la vida de un policía y más esporádicamente en la de la muchacha que subió al tren donde los asesinatos se cometieron, mostrándonos como el arranque de un hecho, puede llegar a cambiar no sólo a las personas, sino a toda una comunidad entera, y lo hace con gran pulso, desgranando situaciones hábiles e inteligentes como hacía tiempo que no las veía, situaciones que nos hablan sobre la intranquilidad que asola una pequeña zona tras esos escabrosos hechos y situaciones que hablan por sí solas, que no necesitan diálogos explicativos ni gestos fehacientes, ni nada de nada.

Seguro, segurísimo, "Noise" no gustará a muchos, la encontrarán aburrida, insustancial, vana, no cuenta nada, lenta, hastiante, etc... pero en una era donde los tiros adornan las pantallas, y los superheroes se rien de nosotros vez tras otra, se agradece que aparezca un tipo como Saville, enmarque su propuesta como le de la gana, y nos plante las cosas tal como son delante de las narices, por mucho que pueda no gustar. Con un par.

... seguramente es porque están hablando mal de ti. Y es que sin duda, Noise por lo introvertido de su planteamiento, parece una película susceptible a las malas criticas por parte del confuso (aunque no lo suficiente como para estar además entretenido) espectador.
Sin embargo, la cinta de Mathew Saville resulta ciertamente correcta en lo que al apartado técnico se refiere, siendo esta la gran baza de la película y el único medio por el cual en ella se dan ciertos momentos destacables.

Se trata de la crónica contundentemente pesimista de la desintegración de un conjunto social concreto (el de los trabajadores de "a píe" de una cuidad australiana), a raíz del impacto moral que en él produce el brutal asesinato de un grupo de personas que, por casualidad, viajaban en un vagón del metro. A partir de aquí, y con una puesta en escena apoyada principalmente en una fotografía soberbia y un original uso narrativo de la banda sonora diegética (particularmente aquello que escucha o más bien intenta no escuchar el personaje principal), Saville radiografía el conjunto de la comunidad social a través de un policía bloqueado a nivel psicológico y físico (incipientes problemas de audición), que actúa como bisagra entre los demás personajes de la historia, entre ellos una superviviente del ataque en el vagón, el novio desolado de una de las víctimas, un chico con retraso mental conocido por todos, etc..

Puede que el principal defecto de la película sea que su gionista (el propio Saville) parece haberse tomado demasiado en serio la línea argumental de la película, con un guión que tan solo rompe su mencionada seriedad en algunos diálogos (escasos pero bastante lúcidos) que el policía mantiene con un perturbado que acude a su oficina móvil. La manera en la que es retratada la desidia del personaje central es de lo mejor de la película mientras que, la historia de la superviviente llega a ser un poco exageradaza en cuanto a sus reacciones. No obstante, es el buen trato del apartado técnico lo consigue por momentos captar la atención del espectador (sobre todo hacia el final de la película).
Una película con cierto regusto agridulce, que merece un visionado aunque solo sea por su trabajo de fotografía.