La capacidad de sugestión de R.W. Neill cuando dirige a B. Rathbone y N. Bruce no admite duda.
El episodio posee fuerza expresiva, sentido vitalista, intriga hasta el final y la autenticidad del S. Holmes imaginado por A.C. Doyle.
Y, sin embargo, este capítulo resulta menos atractivo que otras entregas de la serie.
El argumento da la impresión de ser más liviano y la peripecia detectivesca parece de rango menor.
Aunque eso es cuestión de gustos.
spoiler:
Lo que debe resaltarse por encima de todo lo demás es el magnífico efecto del final.