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Argentina Argentina · Córdoba
Voto de Marcotbw:
4
Documental Detrás de la cámara que captura fiestas y vacaciones familiares, hay un hombre. Es el padre de Agustina, la directora de este documental que, a partir de películas caseras en 8mm y VHS, explora un pasado personal y a su vez descubre en sus pliegues el retrato político y social de una época. (FILMAFFINITY)
25 de octubre de 2020
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Interesante relato en la medida que recupera testimonios de personas Queer o LGBTIQ+ en la historia Argentina. Entre los testimonios vemos a mujeres trans, activistas, profesores, etc. Es interesante observar y descubrir esa mirada del padre, Jaime, personaje principal y camera-man de las imágenes de archivo, el ojo Queer detrás de la historia. "El silencio es un cuerpo que cae" trata la aproximación tímida de una mujer que descubre la sexualidad disidente de su padre. Las entrevistas están comandadas desde ese punto de vista del "descubrimiento" y hay una búsqueda por recrear una historia a tientas.

Es difícil criticar las películas que tratan temas importantes para la comunidad LGBTIQ+, sobre todo porque estos relatos son necesarios. Es importante apostar a que se produzca este tipo de contenidos que problematizan lo identitario, las vidas privadas entrelazadas con lo público.

De todos modos, ciertos aspectos de este documental me obligan a ello. En primer lugar, el problema es la idealización y victimización marcadas de Jaime. Se reconstruye su clase social en los años 80', lo que nos permite vincular su nivel de ingreso con la libertad privilegiada que gozaba para expresar su sexualidad. Se entiende que su estilo de vida era excepcional para la época y ajeno al resto de realidades dolorosas. El filme logra mostrar viajes a Europa, pretensión y dinero. Entonces, la voz en off aparece para intentar construir un personaje tridimensional, su tono solemne y dramático victimiza, dota de dramatismo a la imagen. La vida clandestina del padre necesita ser triste, exige identificación con el espectador, la requiere a toda costa: pero el recorrido de Jaime y su contexto acaban siendo siempre superficiales. Nunca resulta exactamente claro por qué punto pasaría la identificación con el espectador. En estos momentos, la victimización no alcanza a neutralizarse y se genera una tensión incómoda: planos de una vida privilegiada, compras de peluches en Disney, mucha Europa, chocan con el esfuerzo inmenso por evocar tristeza mediante la voz en off. Resulta Impostado, falso.

En segundo lugar, la película también se ofusca por la autoindulgencia de la realizadora y segunda protagonista, que tuerce el timón y recorrido del relato constantemente hacía su dirección, su imagen de niña y una infancia privilegiada. Se muestra un intento de cine-ensayo que está muy lejos de la entrega. Aparecen descripciones detalladas del promedio académico de la realizadora, la cantidad de veces que viajó a Europa por año o a Disney y sus prácticas burguesas de violín. Esto carece de una articulación fluida con el resto del relato. Irrumpe. Si la intención fue hacer una crítica de la clase social, fue demasiado tímida.

En conclusión, "El silencio es un cuerpo que cae" es una historia con muy poco conflicto más allá del que plantea la voz en off, una historia que menciona el privilegio quizás sin estar consciente de él. Lo ideológico aparece de un modo calculado y políticamente correcto, una verdad que difícilmente incomode a alguien más que a la familia del personaje principal.
Marcotbw
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