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Voto de dragón plateado:
3
6,7
44.698
Comedia. Drama. Romance
Miles, un divorciado deprimido, aspirante a escritor y apasionado del vino, propone a su viejo amigo Jack, un actor fracasado que está a punto de casarse, hacer un viaje para visitar viñedos y probar vinos antes de su boda. Forman una extraña pareja: Jack es un seductor; Miles, un pesimista. Jack pretende saborear sus últimos días de libertad, Miles sólo aspira a paladear un vino perfecto. Jack se conforma con un Merlot barato, Miles se ... [+]
18 de junio de 2010
9 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esto es lo que intenta colar este muy sobrevalorado producto -bajo el paraguas del tema del vino, que siempre queda muy progre y de "bon vivant"-, que si a ratos medio se sostiene es únicamente por la participación de ese monstruo de la interpretación que es Paul Giamatti.
Ostentosa concentración de puritanismo y fariseísmo norteamericanos, que utiliza con aburrida previsibilidad el personaje del neurótico para castigar, redimir y finalmente conducir al buen camino al "chico guapo, inocente y auténtico", al que lleva a un viaje iniciático en la degustación del buen vino, ¿La vida?.
Si queréis más, en el spoiler...
Ostentosa concentración de puritanismo y fariseísmo norteamericanos, que utiliza con aburrida previsibilidad el personaje del neurótico para castigar, redimir y finalmente conducir al buen camino al "chico guapo, inocente y auténtico", al que lleva a un viaje iniciático en la degustación del buen vino, ¿La vida?.
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spoiler:
Los únicos cinco minutos pasables son aquellos en los que Giamatti, en un arrebato de iniciativa, recupera la cartera que el chico ha perdido en una de sus aventuras amorosas prematrimoniales, salvando así su futuro (que acaba en boda, aquí por el rito ortodoxo para variar).
El neurótico, a su vez, termina expiando sus propios pecados y también los colectivos en una cutre hamburguesería, bebiéndose en triste soledad la botella de vino que guardaba para una gran ocasión.
El neurótico, a su vez, termina expiando sus propios pecados y también los colectivos en una cutre hamburguesería, bebiéndose en triste soledad la botella de vino que guardaba para una gran ocasión.