Cuando visité Berlín fui a este aeropuerto del que no despegan aviones. Los vecinos habían conseguido que no se especulara con los terrenos pues había una operación de especulación inmobiliaria planeada por las autoridades. Inaugurado en 1923 lo vi lleno de gente patinando, corriendo o en bicicleta, lo habían convertido en un parque.
No imaginaba que actualmente albergaría a los emigrantes sirios tal como refleja el documental. El director da voz a los inmigrantes sirios, sobre todo a los hombres, que viven en cubículos que ocupan las antiguas naves. En el documental se refleja muy bien la logística que conlleva mantener a esta población allí.
Te muestra a médicos sirios que ayudan en labores complejas pero que no pueden ejercer sus competencias en Alemania.
El documental se hace bastante monótono aunque es muy bueno dar visibilidad a esta situación de los migrantes. Echo en falta una voz en off que conduzca mínimamente las imágenes. Van pasando los meses y llega diciembre y todo está cubierto de nieve en ese inhóspito Berlín invernal. El documental se hace pesado al ser tan largo.