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Voto de Ed Lauter:
3
6,8
3.515
Serie de TV. Thriller. Drama
Serie de TV (2018-2019). 2 temporadas. 12 episodios. Serie que narra la historia de los Guerrero, una familia que ha encontrado en el negocio de la compraventa de muebles en el rastro de Madrid la tapadera perfecta para el desarrollo de sus actividades criminales. Una policía que lleva años siguiendo a este clan intentará detener su poder, que se extiende por Andalucía y por la alta sociedad europea.
26 de marzo de 2019
65 de 78 usuarios han encontrado esta crítica útil
Como siempre pasa en Filmaffinity con muchas otras series españolas, la mayoría de reseñas que encuentro anteriores a la mía apenas hacen referencia a los primeros 2-3 capítulos. Y la gente juzga la serie alegremente. No falta quien la ha descrito como la mejor serie española de la Historia... Ése es el nivel del "crítico" actual.
Escribo esta reseña muy quemado, justo tras terminar el último episodio de una serie que me fascinó en su primera temporada pero a la que suspendo sin remisión trás el visionado de su segunda tanda de capítulos. ¿Cómo pueden haberse cargado una serie así? No puedo creer que detrás del ¿guión? de la segunda temporada esté Enrique Urbizu, mi director español favorito, el mejor realizador de thrillers y policíacos de este país en muchos años, al menos bajo mi punto de vista.
Porque La segunda temporada está plagada de escenas de pura vergüenza ajena, de no creerte lo que te están contando. Y muchos momentos de risa floja ante el delirio alcanzado por unos guionistas que indudablemente perdieron los papeles y decidieron cerrar la serie a tiro limpio, incapaces de encajar todas las tramas de la historia, que además no eran tantas, pero que de tanto retorcerlas terminaron por romperlas en mil pedazos.
Una auténtica pena, sobre todo después de disfrutar de una primera temporada con aroma al mejor Urbizu. Esos primeros seis episodios de "Gigantes", con sus altibajos, que también los tienen, conformaban una suerte de película de seis horas del mismo estilo y hechuras de "La caja 507" y "No habrá paz para los malvados", los dos grandes policíacos de Urbizu. Sin olvidar la divertidísima "Todo por la pasta", cuyo negrísimo sentido del humor la sitúa en otro escalafón dentro del mismo género, y de "La vida mancha", una especie de thriller diferente y contenido que demuestra que no hace falta tirar de artillería para asentar las bases del buen cine negro.
En su primera mitad, "Gigantes" nos cuenta, quizá con demasiada urgencia, la historia del clan Guerrero cuyo patriarca, Abraham Guerrero (buen Jose Coronado), domina con puño de hierro y echando mano de la violencia como primer recurso los bajos fondos de un barrio madrileño del que es amo y señor. Sus tres hijos (compliendo con los arquetipos del mayor como canalla y violento vividor, el mediano como gangster frío, cultivado y refinado, y el benjamín como buenazo aunque bastante pardillo que trata de escapar de su entorno criminal) tomarán con el tiempo el relevo del envejecido Abraham, para terminar luchando entre ellos por hacerse con el puesto del padre. Una historia mil veces vista sobre la adicción al poder en todos los ámbitos, la corrupción que se apodera de los que lo ejercen y las intrigas que se generan y entrelazan entre todos los que lo desean. Pero una historia inicialmente interesante y bien narrada. Gangsters cañís, políticos y periodistas. Otra "La caja 507" ambientada esta vez en la capital y con mucha más mala uva. La cosa prometía.
El último capítulo de la primera temporada mostraba ciertos tics a los que no di mayor importancia tomándomelos como pequeños "cliffhangers" de cara a la segunda temporada que debía cerrar la serie. Desgraciadamente me equivoqué.
Continúo más abajo con lo mejor y lo peor, y comentando spoilers.
Escribo esta reseña muy quemado, justo tras terminar el último episodio de una serie que me fascinó en su primera temporada pero a la que suspendo sin remisión trás el visionado de su segunda tanda de capítulos. ¿Cómo pueden haberse cargado una serie así? No puedo creer que detrás del ¿guión? de la segunda temporada esté Enrique Urbizu, mi director español favorito, el mejor realizador de thrillers y policíacos de este país en muchos años, al menos bajo mi punto de vista.
Porque La segunda temporada está plagada de escenas de pura vergüenza ajena, de no creerte lo que te están contando. Y muchos momentos de risa floja ante el delirio alcanzado por unos guionistas que indudablemente perdieron los papeles y decidieron cerrar la serie a tiro limpio, incapaces de encajar todas las tramas de la historia, que además no eran tantas, pero que de tanto retorcerlas terminaron por romperlas en mil pedazos.
Una auténtica pena, sobre todo después de disfrutar de una primera temporada con aroma al mejor Urbizu. Esos primeros seis episodios de "Gigantes", con sus altibajos, que también los tienen, conformaban una suerte de película de seis horas del mismo estilo y hechuras de "La caja 507" y "No habrá paz para los malvados", los dos grandes policíacos de Urbizu. Sin olvidar la divertidísima "Todo por la pasta", cuyo negrísimo sentido del humor la sitúa en otro escalafón dentro del mismo género, y de "La vida mancha", una especie de thriller diferente y contenido que demuestra que no hace falta tirar de artillería para asentar las bases del buen cine negro.
En su primera mitad, "Gigantes" nos cuenta, quizá con demasiada urgencia, la historia del clan Guerrero cuyo patriarca, Abraham Guerrero (buen Jose Coronado), domina con puño de hierro y echando mano de la violencia como primer recurso los bajos fondos de un barrio madrileño del que es amo y señor. Sus tres hijos (compliendo con los arquetipos del mayor como canalla y violento vividor, el mediano como gangster frío, cultivado y refinado, y el benjamín como buenazo aunque bastante pardillo que trata de escapar de su entorno criminal) tomarán con el tiempo el relevo del envejecido Abraham, para terminar luchando entre ellos por hacerse con el puesto del padre. Una historia mil veces vista sobre la adicción al poder en todos los ámbitos, la corrupción que se apodera de los que lo ejercen y las intrigas que se generan y entrelazan entre todos los que lo desean. Pero una historia inicialmente interesante y bien narrada. Gangsters cañís, políticos y periodistas. Otra "La caja 507" ambientada esta vez en la capital y con mucha más mala uva. La cosa prometía.
El último capítulo de la primera temporada mostraba ciertos tics a los que no di mayor importancia tomándomelos como pequeños "cliffhangers" de cara a la segunda temporada que debía cerrar la serie. Desgraciadamente me equivoqué.
Continúo más abajo con lo mejor y lo peor, y comentando spoilers.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Lo mejor.
- Una primera temporada que, con sus defectos, cuenta con una trama bien engarzada, personajes muy interesantes y una autenticidad muy habitual en el cine de Urbizu
- Isak Férriz. Su personaje acaba, como la mayoría de ellos, actuando de forma arbitraria y sin sentido (¿¿¿cómo puede renunciar a su fortuna en las Azores???). Aún así, seguir las andanzas de Daniel Guerrero ha sido de lo mejorcito de la serie. Gran trabajo en un papel de sádico sin escrúpulos que podría haber sido ridículo en manos de otro actor.
- Jose Coronado. Breve pero intenso. El actor fetiche de Enrique Urbizu. Por ponerle una pega, no me convenció ese acento forzado que se marca, igual que les ocurre a otros personajes.
- Nene. Da el pego como hermano menor durante buena parte de la serie. Pero al igual que en el caso de Férriz, cuando la historia se acerca a su fin, su personaje (Clemen) roza el esperpento.
- Antonio Dechent, Daniel Holguín y Roberto Enríquez. Los dos primeros me parecen los mejores secundarios de la serie. Ejemplares. Roberto Enríquez, con más protagonismo, me ha sorprendido por una mayor contención actoral de lo habitual en él y por clavar su papel de corrupto hasta el tuétano.
.
Lo peor.
- Su segunda temporada. Parecen dos series distintas. Los guionistas tiraron por la vía del gatillo fácil, convirtiendo una historia llena de intriga salpicada puntualmente de acción y violencia en una suma de situaciones increíbles, casi siempre sin sentido, con dudosas motivaciones por parte de los personajes, muertes, asesinatos, navajazos, explosiones con bombonas de butano de las que salen personajes ilesos, incendios provocados, sicarios colombianos que se mueven por Madrid como Pedro por su casa, tiroteos sin que intervenga la Policía, pactos entre diferentes bandas que se cierran y se rompen en minutos... Nada tiene sentido en esta segunda temporada.
- El paso del tiempo durante la historia. Cuesta saber si han pasado horas, días o semanas a medida que transcurre la serie. Un lio en todos los sentidos.
- Daniel Grao. No es realmente de lo peor, pero su inexpresividad contrasta brutalmente con Isak Férriz.
- La música. Además de molesta, no pega en absoluto con la trama.
- La entradilla de la serie. Cutrísima.
- La muerte violenta de tantos personajes. Más que nunca muere hasta el apuntador. El asesinato de Lorena, ex-pareja de Clemen, me pareció el colmo de la sordidez. No era necesario, cuando además habían abandonado el barrio sin dejar, aparentemente, rastro.
- La extremada longitud de la serie. La historia está alargadísima mediante tramas muy superficiales incrustadas de forma abrupta, como la aparición de la "tía" de Carmen.
- La incoherencia de la mayoría de personajes en la segunda temporada. No se salva ni uno.
- Situaciones inverosímiles y sacadas de la manga como el capítulo "Paula" donde los hermanos Guerrero se mueven por un hospital con toda naturalidad y son ayudados por una yonki, o la unión de todas las bandas del barrio al final lideradas por Clemen (¿¿¿???).
- La capacidad regenerativa de Tomás Guerrero, una especie de T-1000 que cura sus heridas a la velocidad de la luz mientras que a su hermano Daniel las cicatrices no le desaparecen nunca.
- La niña gitana. Personaje odioso y ridículamente terrorífico. Capaz de dar órdenes a la matriarca.
- El maquillaje de bazar chino empleado en efectos especiales. Los rostros desfigurados de Caracaballo tras la explosión de butano y el de la niña gitana dan mucha risa.
- El final ¿abierto? con Carmen ocupando el trono. Espero que no se les ocurra rodar una tercera temporada.
Me jode mucho pero esta segunda temporada me ha hecho bajar del 8 al 3.
- Una primera temporada que, con sus defectos, cuenta con una trama bien engarzada, personajes muy interesantes y una autenticidad muy habitual en el cine de Urbizu
- Isak Férriz. Su personaje acaba, como la mayoría de ellos, actuando de forma arbitraria y sin sentido (¿¿¿cómo puede renunciar a su fortuna en las Azores???). Aún así, seguir las andanzas de Daniel Guerrero ha sido de lo mejorcito de la serie. Gran trabajo en un papel de sádico sin escrúpulos que podría haber sido ridículo en manos de otro actor.
- Jose Coronado. Breve pero intenso. El actor fetiche de Enrique Urbizu. Por ponerle una pega, no me convenció ese acento forzado que se marca, igual que les ocurre a otros personajes.
- Nene. Da el pego como hermano menor durante buena parte de la serie. Pero al igual que en el caso de Férriz, cuando la historia se acerca a su fin, su personaje (Clemen) roza el esperpento.
- Antonio Dechent, Daniel Holguín y Roberto Enríquez. Los dos primeros me parecen los mejores secundarios de la serie. Ejemplares. Roberto Enríquez, con más protagonismo, me ha sorprendido por una mayor contención actoral de lo habitual en él y por clavar su papel de corrupto hasta el tuétano.
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Lo peor.
- Su segunda temporada. Parecen dos series distintas. Los guionistas tiraron por la vía del gatillo fácil, convirtiendo una historia llena de intriga salpicada puntualmente de acción y violencia en una suma de situaciones increíbles, casi siempre sin sentido, con dudosas motivaciones por parte de los personajes, muertes, asesinatos, navajazos, explosiones con bombonas de butano de las que salen personajes ilesos, incendios provocados, sicarios colombianos que se mueven por Madrid como Pedro por su casa, tiroteos sin que intervenga la Policía, pactos entre diferentes bandas que se cierran y se rompen en minutos... Nada tiene sentido en esta segunda temporada.
- El paso del tiempo durante la historia. Cuesta saber si han pasado horas, días o semanas a medida que transcurre la serie. Un lio en todos los sentidos.
- Daniel Grao. No es realmente de lo peor, pero su inexpresividad contrasta brutalmente con Isak Férriz.
- La música. Además de molesta, no pega en absoluto con la trama.
- La entradilla de la serie. Cutrísima.
- La muerte violenta de tantos personajes. Más que nunca muere hasta el apuntador. El asesinato de Lorena, ex-pareja de Clemen, me pareció el colmo de la sordidez. No era necesario, cuando además habían abandonado el barrio sin dejar, aparentemente, rastro.
- La extremada longitud de la serie. La historia está alargadísima mediante tramas muy superficiales incrustadas de forma abrupta, como la aparición de la "tía" de Carmen.
- La incoherencia de la mayoría de personajes en la segunda temporada. No se salva ni uno.
- Situaciones inverosímiles y sacadas de la manga como el capítulo "Paula" donde los hermanos Guerrero se mueven por un hospital con toda naturalidad y son ayudados por una yonki, o la unión de todas las bandas del barrio al final lideradas por Clemen (¿¿¿???).
- La capacidad regenerativa de Tomás Guerrero, una especie de T-1000 que cura sus heridas a la velocidad de la luz mientras que a su hermano Daniel las cicatrices no le desaparecen nunca.
- La niña gitana. Personaje odioso y ridículamente terrorífico. Capaz de dar órdenes a la matriarca.
- El maquillaje de bazar chino empleado en efectos especiales. Los rostros desfigurados de Caracaballo tras la explosión de butano y el de la niña gitana dan mucha risa.
- El final ¿abierto? con Carmen ocupando el trono. Espero que no se les ocurra rodar una tercera temporada.
Me jode mucho pero esta segunda temporada me ha hecho bajar del 8 al 3.