Virna Lisi es la matriarca de una familia donde todos sus miembros (incluidos los perros) tienen unos problemas afectivos y sexuales de aúpa. Se reúnen de vez en cuando a comer y a sacar trapos sucios. Esta es una película llena de reproches, donde los personajes tienen vahídos de vez en cuando porque se les viene un mal recuerdo, todo el mundo está muy solo, miente, habla por teléfono, etcétera. Mi madre diría que esto les pasa por ser ricos y malcriados, porque es una película de rentas altas: no se sabe muy bien en qué trabaja la mayoría de los personajes, pero todos tienen una posición muy desahogada, disponen de mucho tiempo libre, viven en pisazos en pleno centro de Roma, hacen la compra en el Campo de' Fiori, se despiertan con las campanas del Vaticano, pasean por la Piazza del Popolo, ligan -o lo intentan- en el Pantheon, charlan en la Piazza Navona (como es una película, no hay un sólo turista que les impida sentarse en la fuente de los Cuatro Ríos) y así. Este mundo de pisos enormes, casas de campo, despreocupación laboral y matriarca malísima (la mujer es una santa, pero los hijos la culpan de todos sus traumas) hace que la película tenga a veces un aire de culebrón de sobremesa. Por lo demás, los actores están bastante bien y la película pierde vigor porque todas las anécdotas son un poco forzadas y (valga la expresión) peliculeras.