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Voto de Macarrones:
10
Comedia Comedia que narra seis episodios independientes ambientados en Nápoles, ciudad en la que De Sica pasó los primeros años de vida, entre ellos: Il guappo con un payaso (Totò) que es explotado por un gánster, Pizze a credito que es la historia de una cocinera Sofia (Sophia Loren) que extravía su anillo de casada, Il funeralino, I giocatori donde el Conte Prospero B. (Vittorio De Sica ) pierde una partida con un niño, Teresa (Silvana ... [+]
9 de abril de 2010
32 de 34 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta película es un milagro, una obra maestra, digámoslo desde el principio. ¿Qué se podía esperar a priori de la fusión del costumbrismo casticista napolitano con el neorrealismo de Zavattini? Un bodrio, ¿verdad? Pues no, contra toda lógica el resultado es una película muy divertida, extraordinariamente rodada por Vittorio De Sica (¡qué fotografía, qué planos, qué dirección de actores, qué amor por los personajes!). Bajo la apariencia de una autocomplaciente exaltación localista de lo napolitano (ya se sabe, edificios costrosos, jaleo en las calles, gritos, bandadas de niños desastrados, truhanes, señoras pechugonas, Funiculì funiculà, puestos callejeros de pizzas, pícaros, maridos cornudos), bajo todo eso hay una vena crítica casi imperceptible, disimulada en la sátira de costumbres, en la que se ve la brutalidad de una sociedad reaccionaria, renuente a la modernidad. Es muy significativa la ausencia de la autoridad: se retrata al pueblo napolitano y se evitan los personajes protagonistas de curas, monjas o eclesiásticos, de jueces, alcaldes o carabineros, tan típicos –por otra parte– de las comedias italianas. Aquí no. Todas las historias son populares y, aunque aparezcan algunos nobles o ricos burgueses (en los episodios «Los jugadores», «Teresa» y «El profesor»), siempre lo hacen en relación con personajes menesterosos y, en el caso de los aristócratas, como testimonio de una clase decadente, anacrónica y de vida tan precaria como el propio pueblo. El espíritu neorrealista también se aprecia en la aparente insignificancia de las anécdotas que se muestran: son pedazos de vida en la ciudad, no hay intrigas elaboradas sino una preocupación por plasmar cierto espíritu de supervivencia, cierta épica de la pobreza, todo ello contado con gracia, muchísima gracia, encanto y delicadeza.

[Sigo en el expolio, sin revelar gran cosa:]
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Macarrones
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