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Voto de Macarrones:
8
Musical. Aventuras. Romance Adaptación cinematográfica de la famosa ópera de Mozart. En vísperas de la Primera Guerra Mundial (1914-1918), en un mundo oscuro y siniestro, Tamino emprende un arriesgado viaje para liberar a Pamina, la adorable hija de la Reina de la Noche, que ha sido secuestrada por el malvado Sarastro. El destino de los jóvenes amantes puede determinar la suerte de las naciones y la vida de millones de personas. (FILMAFFINITY)
6 de abril de 2007
26 de 31 usuarios han encontrado esta crítica útil
Las relaciones entre el cine y la ópera son difíciles. Recuerdo pocas películas que vayan más allá de ser simple (y a menudo, tedioso) teatro filmado y que funcionen como espectáculo y como narración (las mejores que yo conozco son "Madame Butterfly" de Frédéric Mitterrrand y "Katerina Ismailova" de Mijaíl Shapiro). "La flauta mágica" tenía ya una ilustre versión filmada por Ingmar Bergman que está francamente bien. Ahora llega Branagh y sus millones (esta peli ha costado una pasta, seguro), saca a Mozart y sus personajes del teatro, les hace aprender inglés, da un meneo al libreto que te cagas y ambienta la historia en la I Guerra Mundial (según se dice en los papeles), aunque los uniformes parecen de fantasía y la arquitectura del palacio de Sarastro es una mezcla del de la Bella Durmiente y Hogwarts (de hecho, yo creo que se ha inspirado en "Harry Potter" en más de un detalle, pero eso es otra cuestión). Con los cambios Branagh pretende dotar de narratividad al libreto, que es un artefacto nada verosímil ni realista, centrado en lo simbólico, y así convierte la alegoría de la iniciación masónica en una especie de historia de aventuras bélicas, un poco embrollada e incongruente (la ópera es así, ya lo sé, pero puestos a inventar cosas y a cambiar el texto podría haberle dado un poco más de coherencia). En cualquier caso, Kenneth Branagh ha tenido el fino detalle de quedarse detrás de la cámara (cosa que yo le agradezco porque como actor me estomaga un poco), ha escogido a un puñado de cantantes jóvenes y guapos (cosa que también le agradezco), tiene a ratos una potencia visual enorme, destellos de humor (las tres damas como enfermeras con sus cofias almidonadas, la aparición de la reina de la Noche en tanque, ciertos bailes) y, sobre todo, tiene a su favor la música de Mozart (porque todos los que estábamos en el cine íbamos por él, eso está claro). Merece la pena.
Macarrones
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