Como integrantes en un mundo natural, el ser humano pasa por la vida con el único objetivo de reproducirse. Lamento profundamente a humanistas y filósofos que les recuerde que no tenemos otro fin que el postergar el fin de la especie. Y aunque parezca que muchas veces vamos en sentido contrario, el interés que nos mueve es la supervivencia. Luchamos contra el cambio climático, contra las enfermedades, contra las hambrunas, contra lo que creemos que puede perjudicar a nuestros intereses… vivir más y si es en mejores condiciones, pues mucho mejor. Si eres el mejor, tienes más posibilidades de procreación. Desde el big-bang, estamos programados para ello y por mucho que nos preguntemos de dónde venimos y quiénes somos, de si existe dios o pensamos porque existimos, la naturaleza rige nuestras vidas.

“La zona” habla de esa supervivencia. Pero no hay que irse muy lejos. El Gran Hermano, también lo hace. No somos la única especie animal que se mata, es mentira. Los primates también se matan. Cuanto más inteligencia, cuanto más capaz eres de reconocer al objeto que hace peligrar tu existencia, las medidas a tomar suelen ser más definitivas. Rodrigo Plá nos lo muestra en esta cinta. “La Zona” posee algún fallo de guión que hace que puedas perder algo de interés a mitad de la cinta, pero que consigue que recuperes todo tu interés hasta un grandísimo final.

Particularmente no me interesan muchos de los aspectos que nos muestra el guión. Me da lo mismo la vida que lleva la gente que vive encerrada en una urbanización amurallada. Me da lo mismo que regalen una cámara de video si luego es ese el pretexto para darle uso más adelante. Me importa un bledo sus jardines o las pellas de sus adolescentes protagonistas. Por eso en esa parte mi interés parecía gravitar por la sala.
Pero entonces empiezan los problemas, y vemos como los personajes toman partido. Vemos como la condición humana aflora y daña la armonía y cordialidad.

Quizá no sea una película de grandes actuaciones, aunque tampoco ninguno me parece desacertado, pero es una película con mucho mensaje. El recorrido que Daniel Tovar hace en el coche cuando llega la calma después de la tormenta y todo vuelve a la normalidad es sensacional. Brillante diría yo. Rodrigo Plá nos está diciendo: “Y esto es lo que hay. Te guste o no, así somos”.

Y lo que es peor, ya sabemos que en muchos casos, la realidad supera a la ficción.