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Voto de Chagolate con churros:
7
7,4
8.514
Cine negro. Intriga. Thriller. Drama
Wilson, un agente de la comisión de crímenes de guerra, está buscando a Franz Kindler, uno de los cerebros de los campos de exterminio nazis, que ha conseguido huir sin dejar huellas. Siguiendo la pista de un antiguo camarada de Kindler llega hasta Harper (Connecticut), donde es asesinado antes de poder identificar al fugitivo. La única pista que le queda es la fascinación del criminal nazi por los relojes antiguos. (FILMAFFINITY)
15 de enero de 2009
57 de 64 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película que el mismo Welles definió como su peor trabajo es “El extraño”. Un encargo del estudio RKO que Welles aceptó para convencer/se que podía rodar una película con presupuesto ajustado y respetando el calendario. Y lo hizo. Realizó la película en menos tiempo del programado aunque el producto final nos de la sensación de que mas que Welles, la dirigió otro director. Olvídense de planos picados, porque en esta película todo es sobrio.
1946. La II GM. había acabado y Hollywood la ponía como telón de fondo en sus películas. Ese mismo año, Hitchcock rodaba Encadenados, de temática muy similar a “El extraño”: trío amoroso-político.
Welles afirmó que el guión (del que el se desentendió) de El extraño se encargó bajo manga a John Huston aunque en los créditos sólo aparezca el nombre de Anthony Veiller. Sea como fuera, lo peor que encontramos en esta película es este guión (1).
Como en cualquier película de cine negro que se precie, la fotografía adquiere gran protagonismo. Podemos apreciar como esconde en sombras en más de una ocasión el rostro de la doble identidad de Welles (Franz Kindler – Charles Rankin), dando a entender que el personaje oculta algo.
Aunque le suspense es algo que siempre usó Welles en su filmografía es aquí donde más podemos apreciarlo. Cabe rescatar la escena en la que Kindler se encuentra con Meinike (Konstantin Shayne) mientras los alumnos “andan al acecho.” Las sinécdoques (la pipa partida y precintada) ayudan a generar esta atmósfera de suspense. La pena es que la historia se mueve algo precipitada y ciertas cosas pasan sin un claro porqué (1).
Uno de los que yo considero mayores aciertos de la película es la ambientación. Muchos años antes de Lynch, Welles usó un tranquilo pueblo de Conetica para trasladar la historia. Y las calles, los habitantes (el uso que da Welles al dispensario del pueblo es brillante), la torre del reloj (hecho para y por la película) y los techos de las casas forman un escenario perfecto (por inusual) para un film noir.
A Welles, siempre se le reconoce como uno de los más grandes directores, pero cada vez que veo una actuación suya, no puedo dejar de pensar que también fue uno de los más grandes actores jamás dados; y ni Loretta Young ni Edward G.Robinson (ambos sensacionales) pueden con el carisma que siempre impone Welles a los personajes que interpreta.
1946. La II GM. había acabado y Hollywood la ponía como telón de fondo en sus películas. Ese mismo año, Hitchcock rodaba Encadenados, de temática muy similar a “El extraño”: trío amoroso-político.
Welles afirmó que el guión (del que el se desentendió) de El extraño se encargó bajo manga a John Huston aunque en los créditos sólo aparezca el nombre de Anthony Veiller. Sea como fuera, lo peor que encontramos en esta película es este guión (1).
Como en cualquier película de cine negro que se precie, la fotografía adquiere gran protagonismo. Podemos apreciar como esconde en sombras en más de una ocasión el rostro de la doble identidad de Welles (Franz Kindler – Charles Rankin), dando a entender que el personaje oculta algo.
Aunque le suspense es algo que siempre usó Welles en su filmografía es aquí donde más podemos apreciarlo. Cabe rescatar la escena en la que Kindler se encuentra con Meinike (Konstantin Shayne) mientras los alumnos “andan al acecho.” Las sinécdoques (la pipa partida y precintada) ayudan a generar esta atmósfera de suspense. La pena es que la historia se mueve algo precipitada y ciertas cosas pasan sin un claro porqué (1).
Uno de los que yo considero mayores aciertos de la película es la ambientación. Muchos años antes de Lynch, Welles usó un tranquilo pueblo de Conetica para trasladar la historia. Y las calles, los habitantes (el uso que da Welles al dispensario del pueblo es brillante), la torre del reloj (hecho para y por la película) y los techos de las casas forman un escenario perfecto (por inusual) para un film noir.
A Welles, siempre se le reconoce como uno de los más grandes directores, pero cada vez que veo una actuación suya, no puedo dejar de pensar que también fue uno de los más grandes actores jamás dados; y ni Loretta Young ni Edward G.Robinson (ambos sensacionales) pueden con el carisma que siempre impone Welles a los personajes que interpreta.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
(1) El Extraño tiene uno de los peores finales de Welles. Y no es el final en sí, tan espectacular como el final de “La dama de Shanghai” (un año posterior). Es el como llegamos al final.
El guión ya mostraba algunos descosidos, como la supuesta muerte de Wilson (E.G. Robinson) en el gimnasio sin que el enemigo se cerciore de ello, o el despertar a mitad de la noche otra vez de Robinson por la frase “Marx no era alemán, era judío”, cuando todo espectador ya cayó ipso facto en ello durante la cena. La confesión de Welles a su mujer cuando creía haber matado al hermano de esta no es tampoco lógica cuando podía pasar por un accidente en la escalera.
Pero el cómo llegan al reloj pasa de castaño oscuro porque son varios los supuestos para que ello ocurra. En primer lugar tenemos el supuesto que Welles prefiere quedarse en el pueblo en lugar de salir pitando ante el descubrimiento de su identidad, algo que está fuera de toda lógica y como segundo tenemos que Wilson suponga que está en el reloj y vaya directo a la torre. La mujer, también supone que está en el reloj y allí se dirige. Vamos, que si hubiera una convención de antigüedades en el pueblo decidirían ir a la torre, ¿por qué no?
El guión ya mostraba algunos descosidos, como la supuesta muerte de Wilson (E.G. Robinson) en el gimnasio sin que el enemigo se cerciore de ello, o el despertar a mitad de la noche otra vez de Robinson por la frase “Marx no era alemán, era judío”, cuando todo espectador ya cayó ipso facto en ello durante la cena. La confesión de Welles a su mujer cuando creía haber matado al hermano de esta no es tampoco lógica cuando podía pasar por un accidente en la escalera.
Pero el cómo llegan al reloj pasa de castaño oscuro porque son varios los supuestos para que ello ocurra. En primer lugar tenemos el supuesto que Welles prefiere quedarse en el pueblo en lugar de salir pitando ante el descubrimiento de su identidad, algo que está fuera de toda lógica y como segundo tenemos que Wilson suponga que está en el reloj y vaya directo a la torre. La mujer, también supone que está en el reloj y allí se dirige. Vamos, que si hubiera una convención de antigüedades en el pueblo decidirían ir a la torre, ¿por qué no?