Del clásico ciclo de 14 películas (12 para la Universal y 2 para la Fox) sobre Sherlock Holmes protagonizadas por Basil Rathbone y Nigel Bruce, hay un pequeño numero (4 como mínimo) que pueden entrar sin problemas dentro del género de terror.
Pero la que nos ocupa es posiblemente la más indiscutible. El propio argumento ya da una idea bastante clara al respecto, pero es que además tenemos una atmósfera oscura muy conseguida, con una ambientación magnífica en un aislado pueblecito canadiense rodeado de bosques, pantanos y niebla (recreado todo ello en los estudios de Universal). Hay mucho misterio y más de un sospechoso, incluso se juega con la posibilidad de lo sobrenatural... De los tres asesinatos que se cometen dos no los vemos, pero el otro es una de las escenas cumbres de la película, sorprendente e inquietante por lo inesperada, y por si sola ya metería a la cinta dentro de nuestro género. Después de verla no me cabe la menor duda de que su influencia ha sino notoria, llegando hasta títulos celebres e importantes que no vamos a nombrar.
Destacar la dirección artística y puesta en escena del film, que a nivel visual es una delicia, el buen guión de Hartmann y Neill, que se basa en una historia de P. Gangelin y B. Weisbeg, y no en relatos de Conan Doyle, y las acertadas interpretaciones de todo el reparto, con mención especial para los geniales Rathbone y Bruce. Todas estas virtudes apuntadas conforman esta pequeña obra maestra que es imposible no recomendar.