No soy capaz de sacarle ni un poco de gracia a este documental. Realmente me hace daño tener que soportar cómo el guión promovido desde una supuesta cadena de prestigio compara a suicidas contra tanques con una bomba nuclear. El documental es una especie de expiación o justificación de por qué. De vez en cuando quieren dejar alguna migaja de "culpa" que no es tal. Comprendo que los responsables directos de dejar caer la bomba se engañen a sí mismos con lo de "evitamos muchas muertes", pero a estas alturas no hacen falta panfletos, al menos a mí ni me hacen falta ni los aguanto. Los hechos están ahí, la salvajada es evidente y el boquete que se abrió ante nosotros sigue ahí, aunque lo dulcifiquemos con la ignorancia del día a día. Pero no, resulta que los japoneses eran malísimos y gracias a esta bomba nos salvaron de ellos. Vaya, eran tan malos que estaban dispuestos a morir "por su emperador, una figura endiosada"; tan distinta de los otros gobernantes... En serio, goodbye.