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España España · Madrid, Jaca
Voto de jaly:
7
Ciencia ficción. Terror Tras conseguir escapar con Newt y Bishop de un planeta alienígena, la teniente Ellen Ripley (Sigourney Weaver) recala accidentalmente en Fiorna 161, una remota cárcel galáctica cuyos peligrosos reclusos están absolutamente abandonados a su suerte. (FILMAFFINITY)
23 de octubre de 2007
94 de 118 usuarios han encontrado esta crítica útil
El caso de Alien 3 es el más complejo de la saga, así como probablemente el resultado sea la película más complicada de la misma.
La opción de dar riendas de un proyecto de estas características casi una década después del boom de Aliens el Regeso, a un efectista y excelente director de videoclips conocido por su fuerte personalidad que además debutaba en el cine, siempre me ha parecido valiente, pero también temeraria. Me desconcierta aún más que tras hacerla el estudio empezase a imponer las típicas restricciones artísticas tras haber tomado a Fincher como elección. El resultado fue una batalla campal entre ambas partes, la más fallida pero aún así interesantísima película de la saga, y el comienzo de uno de los mejores realizadores del Hollywood moderno.
La opción de Fincher no es fácil, menos tras su predecesora. Situar a Ripley en una remota cárcel de reclusos peligrosos a un paso del fanatismo religioso, tras haberse cargado de golpe y plumazo a tres de los personajes más carismáticos de Cameron. Además ahora sólo hay una criatura, lo que añade misterio pero no espectacularidad. Y por si fuera poco el diseño de la misma es diferente. Toma ya.
En Alien 3 hay que dejarse llevar. Si lo haces descubres una excelente película de intriga psicológica y de personajes en circunstancias extremas, en si mismos y en situación. Poco hay de los otros Aliens (más aún por los discretos efectos especiales). Pero precisamente los mejores momentos de Alien 3 son aquellos en los que el director (en especial en el montaje que se hizo tras su estreno) habla realmente de lo que quería hablar, una profunda y teológica reflexión del bien y el mal, del clásico enfrentamiento de agua contra fuego, la plausible figura del demonio contra la abstracta de diós, los fundamentos de la fe en los casos más extremos… todo ello culminado con una provocación en toda regla: la autoinmolación de la heroína por extinguir un mal que no solo crece fuera de sí para desgracia de los avariciosos humanos, sino también en su ser.
Es sin embargo este uno de los mejores momentos de la imaginería Alien, que no sería lo que es, sin lugar a dudas, sin de nuevo la excepcional presencia de Sigourney Weaver, que en esta entrega aporta la fragilidad de un personaje que ya sabe su destino, pero se enfrenta a él con fuerza. En pantalla vemos como esa desesperanza y la muerte crece en su pecho hasta llegar a elegir que hacer con el poco tiempo que se le ha dado. Excepcional.
jaly
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