De la película hay poco que decir: no hay trama, los diálogos rozan lo patético y las actuaciones son de patio de colegio. La cuestión es ¿Importa? La respuesta es no. Stephen Chow no aspira a ser Scorsese o hacer cine intelectual a lo Von Trier. Él solo quiere entrener y plasmar en una pantalla el mundo friky que le entusiasma. Si eso coincide con nuestros gustos bién...Si no pués mejor no lo veas.

En este caso el espectador medio que le pueda gustar esta película debe cumplir dos requisítos básicos:
1- Ser fan del fútbol
2- Ser fan de Oliver y Benji.

Y es que estamos ante la plasmación en imágenes reales de las flipadas de la serie "campeones" pero en exagerado. Es como si Marc Lenders se pudiera convertir en un superguerrero de nivel 3 y hacer kame-ha-mes con el balón. Vamos que los tiros del tigre, catapultas infernales y demás proezas son cosas de nenas al lado de lo que pueden hacer estos futbolistas.
En definitiva, un gozo visual y un gran divertimento. Eso sí, puretas y amantes de la intelectualidad abstenerse.

Lo mejor: El portero, un trashunto de Bruce Lee.
Lo peor: Que los partidos de futbol no llegan hasta el último tramo del film.